09 octubre 2019

Un poema de Herbario de sombras


MAGNOLIA
Para Santos y Rosalía 
en su jardín de rosas amarillas 


Hoy he cortado una magnolia triste.

La miro envejecer, como envejece el oro, 
contemplo mansamente la belleza que expira 
y cifro mi destino en su destino. 

¿Abrevarán en mí los raudos colibríes? 

¿Las doradas abejas de la muerte?

Es uno de los espléndidos poemas de Invernadero, la segunda de las cinco partes en las que José María Jurado organiza su Herbario de sombras, admirablemente editado en la elzeviriana tipografía  Zenobia por la sevillana Los papeles del sitio.

Como en Goethe, uno de sus referentes, poesía y verdad confluyen en estos poemas y se funden machadianamente en unas pocas palabras verdaderas. Porque, además de su honda belleza, estos poemas dejan en el lector una viva impresión de emoción y de verdad. Es la emoción que produce la palabra creadora del taumaturgo que transmuta la realidad y la transforma en alta poesía, siempre a medio camino entre lo elegíaco y lo hímnico.

Lo explica el poeta en la Acotación inicial:

La poesía aspira a preservar el instante, aunque a veces escoja para ello un procedimiento inadecuado: no se debe cortar la rosa del rosal del presente.
Sobre el papel de estraza del libro de poemas languidecen los frágiles pétalos de las epifanías, apenas una huella remota de lo que fuera tiempo y belleza. 
Y, así, entre los inciertos anaqueles de la vida, vamos acumulando pliegos para un herbario de sombras.

Lo presentan Marta G. Navarro y Lutgardo García a las 19,30 de esta tarde en el Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones de Sevilla. Calle Presidente Cárdenas, 8. Local 4. Bajo.