27 enero 2020

Saint-John Perse. Vientos





Eran unos vientos muy grandes sobre todas las caras de este mundo, 
grandes vientos jubilosos por el mundo, que no tenían área ni refugio, 
que no tenían prudencia ni mesura, y que nos dejaban, hombres de paja, 
en el año de paja con su ímpetu... ¡Ah, sí, grandes vientos sobre todos los rostros de los vivos! 

Rastreando la púrpura, el cilicio, rastreando el marfil y la tejuela, rastreando el mundo entero de las cosas, 
corriendo a su labor por nuestros más grandes versículos de atletas, de poetas, 
eran grandes vientos en búsqueda sobre todas las sendas de este mundo, 
sobre todas las cosas perecederas, sobre todas las cosas aprehensibles, por entre el mundo entero de las cosas...

Así comienza Vientos, el largo poema de Saint-John Perse que acaba de publicar en edición bilingüe Linteo Poesía con traducción e introducción de Enrique Moreno Castillo.

Nacido en las Antillas francesas, traducido por Rilke, Eliot o Ungaretti, es uno de los grandes poetas del siglo XX. Llegó a Estados Unidos en 1940 tras huir de la Francia ocupada, y allí rompió con un silencio poético que mantenía desde la publicación en 1924 de Anábasis, su poema más significativo.

Escribió a partir de entonces varios poemas largos como Exilio, Lluvias, Nieves o este Vientos, que publicó en 1945 organizado en largos versículos que se agrupan en cuatro secciones que contienen seis o siete cantos cada una de ellas.

El propio poeta decía en una carta que Vientos, que se mueve entre la densidad metafórica y la brillantez de las imágenes, es un poema “excepcionalmente difícil, tanto en el espíritu como en la letra, y de una dificultad acrecentada por el carácter personal de las asociaciones de ideas o de imágenes”.  

La poesía, dijo Perse en el discurso de recepción del Nobel, “es acción, poder, innovación que desplaza los límites [...] Lo propio de la poesía es iluminar.”

Desde esa concepción de la poesía como conocimiento y como revelación visionaria del sentido más allá de la razón y de la lógica, la obra de Saint-John Perse tiene al hombre como constante referencia central: 

Y el hombre vuelve a proyectar su sombra sobre la calzada de los hombres.
Y la humareda del hombre está sobre los tejados, el movimiento de los hombres en el camino, 
y la estación del hombre sobre nuestros labios como un tema nuevo...
[...]
Y más allá, y más allá, ¿qué otra cosa hay sino tú mismo? -¿qué otra cosa hay sino lo humano?