Grandeza y decadencia de César Birotteau
Durante las noches de invierno no cesa el ruido en la calle Saint-Honoré más que un instante; los hortelanos continúan, al ir al mercado central, el movimiento producido en ella por los coches que vuelven del teatro o del baile. En medio de este momento culminante que se produce en la gran sinfonía del estruendo parisiense hacia la una de la madrugada, un sueño espantoso despertó sobresaltada a la mujer del señor César Birotteau, perfumista establecido cerca de la Plaza Vendôme.
Así comienza Grandeza y decadencia de César Birotteau, una de las novelas nucleares de La Comedia humana de Balzac, que alcanza su décimo tomo en la edición de Hermida Editores con traducción de Aurelio Garzón del Camino.
Esta obra forma parte esencial de la segunda entrega de la serie Escenas de la vida parisiense. Balzac la publicó muy a finales de 1837, pero ya en 1835 la tenía muy avanzada y hablaba de ella como de una obra capital, como su obra más ambiciosa hasta ese momento.
Completan el volumen, que llega hoy a las librerías, su complementaria La casa Nucingen, la trilogía de novelas cortas previas Historia de los Trece y lo cierra una de las obras más extrañas y brillantes de Balzac: Sarrasine, una novela corta escasamente conectada con La Comedia humana, una de esas novelas de artistas que escribía Balzac de vez en cuando. Centrada en las figuras de un escultor y un castrato en la Roma de finales del siglo XVIII, con ecos de Stendhal y de Casanova y una suma de arte y erotismo, es una novela que Bataille consideraba como una obra maestra absoluta.
Escritas en una época de transición entre un Romanticismo declinante y un Realismo emergente que alcanzaría su cima con Flaubert, las novelas de Balzac tienen su centro de interés situado en el lugar en donde se cruzan los individuos con la sociedad, los ideales con las reglas del juego, los sentimientos y la observación, el idealismo y el pragmatismo.
Y es que Balzac es ya un avanzado del Realismo y de su mirada al interior de los personajes individualizados en su carácter y en sus actitudes, pero observados también con minuciosidad en sus contextos sociales y familiares.
La sutileza psicológica, la capacidad de observación, la ironía crítica, las descripciones matizadas son algunas de las armas narrativas con las que Balzac aborda en estas novelas un potente universo de personajes, caracteres y comportamientos que vertebran su entramado novelístico con las descripciones de lugares y ambientes en los que inmortalizó aquel complejo París de la Restauración.
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