Un Raskólnikov
Emmanuel Bove escribió Un Raskólnikov en 1931, por encargo de un editor que preparaba una serie de historias sobre personajes imaginarios.
Bove, tan cercano en su mundo literario a Dostoievski, eligió la figura atormentada de Raskólnikov, el protagonista de Crimen y castigo, como referencia de una excelente novela corta que llega hoy a las librerías publicada por Hermida Editores con una espléndida traducción de Mª Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego.
Una novela corta que empieza trivialmente con las deambulaciones desoladas bajo la nieve de una joven pareja miserable y desvalida en medio de la noche inhóspita de la gran ciudad y acaba convirtiéndose en una pesadilla persecutoria con la irrupción de un tercer personaje, un misterioso hombre maduro que inexplicablemente se une a la frágil pareja contra la voluntad de esta. Ese misterioso personaje en busca de compañía y afecto recuerda su pasado de político importante, su vida familiar ordenada y feliz hasta que de repente todo se tuerce con su mujer.
Está en esta novela corta el mejor Bove, imbuido del espíritu de Dostoievski y capaz de dar una vuelta de tuerca al tema de Crimen y castigo, con una variante alucinatoria, porque aquí el protagonista, Changarnier, asume el remordimiento de la culpa sin haber cometido el crimen.
Y sobre ese proceso de transferencia de una culpa sin causa se construye todo el relato, de un tono y una ambientación inconfundiblemente bovianos
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