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17 mayo 2020

Mentiras por encargo



Cuántas veces apunté en mis diarios que esta o aquella frase de Goebbels era una burda mentira y que ese hombre no podía calificarse en absoluto de genio de la publicidad; cuántas veces apunté chistes sobre la jeta y la cara dura de Goebbels, cuántas veces anoté los amargos insultos contra la desvergüenza de sus mentiras, considerando tales andanadas la «voz del pueblo» que permitía albergar ciertas esperanzas.
Sin embargo, no existe la vox populi, sino sólo voces populi, y sólo a posteriori puede determinarse con certeza cuál de las diversas voces es la verdadera, es decir, la que define el curso de los acontecimientos. Y ni siquiera puede afirmarse con toda certeza que ninguno de cuantos se reían o se indignaban por las burdas mentiras de Goebbels quedaba de alguna manera afectado por ellas. Cuántas veces oí decir en mi época de profesor en la Universidad de Nápoles que este o aquel periódico è pagato, que estaba pagado, que mentía por encargo, y al día siguiente, esos mismos que gritaban pagato! creían a pies juntillas algún evidente infundio de ese mismo periódico. Porque estaba impreso en letras gruesas y porque otros lo creían.
(...) Y sé también que todo hombre culto lleva dentro un estrato psíquico de pueblo, que en un momento dado todo mi saber sobre el engaño, toda mi atención crítica no me sirven en absoluto. Alguna vez me avasalla la mentira impresa, cuando me bombardea desde todos lados, cuando son pocas, cada vez menos, las personas de mí alrededor que la ponen en entredicho, y al final ya nadie duda de ella.


Victor Klemperer.
La lengua del Tercer Reich. 
Traducción de Adan Kovacsics.
Minúscula. Barcelona, 2004.