Ovidio en el Ponto Euxino
“Perdiderint cum me duo crimina, carmen et error” escribió Ovidio en una de las Tristia que compuso en su destierro en Tomos, la actual Constanza, en la costa del Mar Negro, el Ponto Euxino.
Es un lugar destemplado, lluvioso y de días grises en la costa del Mar hospitalario, que eso es lo que significa en griego Ponto Euxino. Pero aquel no fue un mar acogedor para el poeta al que perdieron un poema -el Ars amandi- y un error, la segunda y misteriosa causa que provocó la ira de Augusto, sobre la que se han aventurado hasta diez razones, entre la conducta inmoral y la conjura política
Allí lo desterró de por vida y allí murió Ovidio tras nueve años de aislamiento, frío y oscuridad entre semibárbaros en los límites del Imperio. Nueve años propicios a la poesía elegiaca de las Tristia y las Pónticas, con repetidas peticiones de indulto y con la conciencia de sufrir una injusticia, porque “a nadie se le asignó nunca un lugar más alejado ni más horrible.”
Allí lo desterró de por vida y allí murió Ovidio tras nueve años de aislamiento, frío y oscuridad entre semibárbaros en los límites del Imperio. Nueve años propicios a la poesía elegiaca de las Tristia y las Pónticas, con repetidas peticiones de indulto y con la conciencia de sufrir una injusticia, porque “a nadie se le asignó nunca un lugar más alejado ni más horrible.”
Cátedra Letras Universales recoge esa obra elegiaca del poeta vitalista y desterrado en una edición bilingüe preparada por Antonio Ramírez de Verger con el título Tristezas de un desterrado.
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