21 septiembre 2020

Una nueva traducción de La tierra baldía

 


“He tratado de conjurar el gran peligro sobre el que advertía el poeta norteamericano Robert Frost cuando dijo que poesía es justamente lo que se pierde en las traducciones”, explica Luis Sanz Irles a propósito de su magnífica traducción de La tierra baldía que publica Olé libros en una cuidada edición bilingüe.

Una nueva traducción del que es sin duda uno de los poemas imprescindibles del siglo XX, el mayor poema del siglo para algunos críticos, que comienza con estos versos memorables en la versión de Sanz Irles:

Abril es el más cruel: preña
de lilas los campos muertos, mezcla
recuerdos y deseos, agita
las embotadas raíces con sus lluvias.

Algo más de dos años ha empleado en su labor de traducir el poema eliotiano, que define como “un formidable artefacto sonoro” en la nota introductoria:

“Dos años de fatiga y gozo, enzarzado en los dos textos, el de Eliot y el mío, y en cada uno de sus ingredientes: alusiones, imágenes, metros, palabras, sonidos.” Dos años en los que completó “la audacia de proponer otra traducción al español de un poema que ya tiene una veintena.” Una audacia que justifica en una razón fundamental: “la verdadera impulsora de mi trabajo, a saber: la sensación, invencible a lo largo de los años, de que cada día una versión española que prestara más oídos a lo que para mí es un principalísimo elemento del poema, su verdadero principio activo, y que he explicado en ocasiones diciendo: «Antes que cualquier otra cosa, La tierra baldía es un formidable artefacto sonoro».
Su sonoridad, insólita, grandiosa y abigarrada en su variedad, fue lo primero que me impactó del poema -y de qué manera-, y son esa sonoridad, esa trabajadísima prosodia y esas fulgurantes y a veces inesperadas rimas las que explican su poderoso influjo en la mayoría de los lectores, aunque no todos sean cabalmente conscientes de ello.”

Abre el volumen un prólogo -Un río subterráneo- en el que Ernesto Fernández Busto analiza la estructura y el sentido de La tierra baldía para concluir que “el poeta moderno es, parece decirnos Eliot, un zahorí y de todas esas energías e impulsos, el único ser capaz de devolverle la fecundidad al mundo en decadencia.”

Completa esta espléndida edición un epílogo -La crueldad de abril- en el que José Antonio Montano elogia así esta nueva versión del poema:
 
“La traducción de La tierra baldía de Sanz Irles es la mejor que he leído. Traslada efectiva y elegantemente la sonoridad de Eliot, y hace gala de algo que no suele tenerse en cuenta pero que es sustancial en literatura (y más aún en poesía): la sensibilidad semántica. Una virtud que no siempre tienen los traductores ni (¡ay!) los autores. Sanz Irles se aproxima a la precisión evocadora de Eliot y propicia, cuando ha de hacerlo, su aire oracular. Consigue formulaciones memorables en español, equivalentes a las inglesas, que son la recompensa inmediata del lector de este poema complicado. Gracias a ellas podrá tener la experiencia -o al menos una experiencia- de La tierra baldía.”