Un ensayo de cosmología
Alfred North Whitehead (1861-1947) sigue siendo para algunos expertos el más importante filósofo del siglo XX y en todo caso el autor de una de las obras fundamentales de la filosofía moderna.
De formación científica, físico y matemático, Withehead desarrolló en Harvard su pensamiento filosófico y acometió una revisión crítica del positivismo materialista y del mecanicismo científico con una ampliación del campo tanto del pensamiento científico como del filosófico mediante una construcción intelectual que vincula filosofía y ciencia.
Convencido de que la ciencia no debe sólo aspirar a descubrir, sino también a interpretar y explicar la realidad, se adentró en el terreno de la metafísica como fundamento y marco de la ciencia e integró ciencia y filosofía como Leibniz.
Construyó asi una concepcion filosófica de la realidad y la naturaleza a través de libros como este Proceso y realidad, que recoge las conferencias que impartió en Harvard en el curso 1927-28. Defiende allí la idea de lo real entendido como un proceso constante y fluido que relaciona la totalidad de los componentes del universo en una realidad dinámica marcada por el devenir y la evolución, la continuidad y la permanencia.
Y por eso su estudio del ser, su ontología, es también una cosmología y la aproximación al ser se integra en una visión general de la naturaleza a través de esta monumental construcción intelectual que vincula filosofía y ciencia en un sistema que conecta las ideas estéticas y los principios éticos con las concepciones del mundo basadas en las ciencias experimentales.
Se trata de establecer vías de contacto entre la abstracción y la emoción, entre la razón y el sentimiento. Y frente al dominio de lo medible y de lo cuantitativo, se trata de buscar la verdad esencial de la realidad, a la que no llega la ciencia positiva.
No es un libro fácil. A veces le sobra oscuridad a su estilo alusivo. Pero ya en su Prefacio avisa Whithehead de “hasta qué punto son superficiales, insignificantes e imperfectos nuestros esfuerzos por sondear las profundidades de la naturaleza de las cosas. En el debate filosófico, el más leve atisbo de certeza dogmática o de sanción definitiva es una prueba manifiesta de insensatez.”
<< Home