23 mayo 2021

Jane Austen. Lady Susan y otras novelas


 Dos novelas epistolares (Lady Susan y Amor y amistad) y otras dos inacabadas (Los Watson y Sanditon) de Jane Austen son las que Alianza Editorial reúne en el volumen Lady Susan y otras novelas, con una magnífica traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez.

La que da título al conjunto se publicó póstuma, aunque su autora la había escrito a los dieciocho años. Construida como un mosaico de más de cuarenta cartas cruzadas entre distintos personajes, es una subversión de los tópicos de la novela romántica y de sus heroínas a través de la antiheroína que la protagoniza: una viuda reciente y atractiva, cínica y manipuladora, inteligente, calculadora  y con una gran habilidad social, amante de un hombre casado, madre de una hija y en busca de un nuevo marido, lo que la convierte en una presencia amenazante para algunas de sus congéneres.

Así la describe su cuñada, la señora Vernon, en una carta a su hermano:

Bueno, mi querido Reginald, ya he visto a esta mujer peligrosa y paso a describírtela, aunque espero que muy pronto puedas hacerte tu propia idea de ella. En verdad es muy hermosa. Por mucho que quieras poner en tela de juicio el atractivo de una dama que ya no es joven, he de afirmar por mi parte que pocas veces he visto a una mujer tan preciosa como lady Susan. Es rubia y delicada, de bonitos ojos grises y pestañas oscuras, y, por su aspecto, nadie pensaría que tuviese más de veinticinco años, aunque de hecho debe de tener diez más. Yo desde luego no estaba dispuesta a admirarla, pese a haber oído tanto acerca de su belleza, pero no me queda más remedio que reconocer que reúne en sí una unión muy poco habitual de simetría, esplendor y gracilidad. Se dirigió a mí con tanta ternura, franqueza e incluso afecto que, de no saber yo la aversión que me tiene por haberme casado con el señor Vernon, además de que nunca nos habíamos visto antes, podría haber llegado a creerme que estaba recibiendo a una amiga íntima. Supongo que tenemos tendencia a relacionar el exceso de seguridad en una misma con la coquetería, y a esperar que unos modales insolentes vayan acompañados por una similar insolencia de mente; cuando menos, yo estaba preparada para que lady Susan se comportase con un indecoroso exceso de seguridad en sí misma, pero resulta que tiene un semblante muy dulce, y que su voz y su porte son muy agradables y encantadores. Qué pena que sea así, ya que no es más que un engaño. Lamentablemente la conocemos demasiado. Es inteligente y agradable, tiene ese conocimiento del mundo que permite que sea fácil conversar con ella, y se expresa muy bien, con un acertado dominio del lenguaje que me da la impresión de que emplea con demasiada frecuencia para convertir lo blanco en negro. Ya casi me ha hecho creer que le tiene muchísimo cariño a su hija, pese a que llevo tanto tiempo convencida de lo contrario. Habla de ella con tanta ternura y preocupación, y se lamenta con tanta amargura de haber descuidado su educación, lo cual, por otro lado, afirma que fue algo totalmente inevitable, que me veo obligada a recordar las muchas primaveras seguidas que pasó en Londres, mientras su hija se quedaba en Staffordshire al cuidado de los sirvientes, o de una institutriz que apenas era mejor que aquéllos, para no creerme todo lo que me cuenta.

Está ya en esa obra de juventud buena parte del mundo narrativo de Jane Austen, sus intrigas familiares en el contexto de la burguesía rural del sur de Inglaterra, sus matrimonios de conveniencia, su ironía y sus mujeres independientes en comportamientos y con una enorme determinación para conseguir sus propósitos ante unos hombres que nunca manejan las riendas de las acciones.

Amor y amistad, una novela anterior de juventud, responde también al modelo narrativo del cruce de cartas. Pero no son esos dos los únicos vínculos que unen estas dos novelas. Subtitulada Engañada en la amistad y traicionada en el amor, la ingeniosa Amor y amistad comparte también con Lady Susan un mismo propósito paródico del Romanticismo más superficial y sentimentaloide:

Ten cuidado con los desmayos… Por más que en el momento puedan parecer refrescantes y agradables, créeme cuando te digo que, si se repiten demasiado y en épocas poco apropiadas, terminarán acabando con tu constitución… Espero que aprendas de mi sino… Muero mártir por la pena de haber perdido a Augustus… Un desvanecimiento fatídico me ha costado la vida… Ten cuidado con los desvanecimientos, querida Laura… Un ataque de histeria no es ni la mitad de pernicioso; es ejercicio para el cuerpo si no se excede en su arrebato, y me atrevería decir que hasta resulta beneficioso para la salud… Vuélvete loca todo lo que quieras, pero no te desmayes nunca.

Los Watson y Sanditon son las dos novelas inacabadas que completan el volumen. En torno a Emma Watson y Charlotte Heywood, dos esbozos argumentales sobre muchachas de clase baja sin más horizonte que un buen matrimonio, la reivindicación de la libertad de elección, la independencia económica y la emancipación social de la mujer son temas apenas incoados en estas páginas que anunciaban un proyecto interrumpido de mayor aliento.