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18 junio 2021

¿Por qué el materialismo es un embuste?




 Cómo los verdaderos escépticos saben que no hay muerte y buscan respuestas a la vida, el universo y todas las cosas. Así subtitula Bernardo Kastrup su ¿Por qué el materialismo es un embuste?, que publica Atalanta con traducción de J. Rafael Hernández Arias.

Doctor en Filosofía, ingeniero informático y científico con experiencia en diversos laboratorios, Bernardo Kastrup elabora en este ensayo una propuesta de reinterpretación de la realidad desde una posición que cuestiona el consenso materialista de la ciencia y la sociedad. Así lo resume él mismo en uno de los párrafos más significativos del libro:

“Aunque poseo un extenso currículo académico y profesional en los campos de la ingeniería informática, la inteligencia artificial, la tecnología de semiconductores y la física de partículas, actualmente no mantengo ningún vínculo profesional con el mundo académico. Mi situación laboral y mi fuente de ingresos no corren peligro por los puntos de vista que estoy haciendo públicos con este libro. Por lo tanto, a diferencia de la mayoría de los científicos profesionales del ámbito académico, gozo de una libertad incomparable para expresar mis ideas. Es en este contexto en el que he pensado, quizá con arrogancia, que podría contribuir al desarrollo de una alternativa metafísica al materialismo que sea creíble, sana y razonable; una alternativa que, espero, podría ayudar a transformar el principal paradigma bajo el cual vivimos nuestras vidas.”

Y es que “la verdadera naturaleza subyacente a la realidad es una cuestión filosófica”, escribe Kastrup, que denuncia que el materialismo reduce la consciencia al producto de “la aglomeración de partículas materiales que llamamos cerebro”. Y ese es para él el núcleo del asunto, “el difícil problema de la consciencia”, “una piedra en el zapato del materialismo.”

Se trata de una propuesta de largo alcance para la que este libro dejaría puestos los cimientos, porque sus páginas “pretenden proporcionar una plataforma -una manera de pensar- en la que otros tal vez puedan basarse en el proyecto a largo plazo de construir un sistema filosófico robusto con el que reemplazar el materialismo. Esta es mi esperanza para la presente obra.”

Y a través de hipótesis alternativas, Kastrup construye una propuesta de nuevo pensamiento en el que el lenguaje metafórico tendría una importancia crucial en su representación de la realidad con un nuevo enfoque, porque “las metáforas son poderosas herramientas para pintar sutiles, complejos y matizados paisajes mentales que resultan difíciles, si no imposibles, de comunicar literalmente.”

El remolino en un arroyo o el océano de mercurio como metáforas del cerebro en medio de la mente y de la consciencia autorreflexiva, los espejos confrontados como metáfora de los flujos de ida y vuelta de la experiencia consciente o la vibración de una membrana como metáfora de las experiencias sensoriales, emocionales o de pensamiento son algunas de las imágenes sobre las que se sustenta la elaboración de esta propuesta, que supone un viaje indagatorio al fondo de la mente para enfrentar “la enfermedad metafísica de nuestra época: el materialismo científico”, como afirma el director del Instituto Zen de San Diego, California, en el prólogo en el que subraya que “Kastrup nos lleva de viaje hacia una visión alternativa del mundo que tiene mucho más sentido que la cientificista.”

Abordar el problema mente-cuerpo y la relación entre el cerebro y la conciencia o entre la conciencia y el inconsciente, entender la mente como instrumento de mediación entre el individuo y la realidad, el libre albedrío, el inconsciente colectivo, el inconsciente personal y la memoria o la ya mencionada representación metafórica de la realidad son algunas de esas propuestas imaginativas que construyen una nueva teoría de la verdad para reinterpretar la realidad.

Propuestas y especulaciones que suponen la reivindicación de una metafísica sin física y la defensa del idealismo frente a los tópicos que lo desacreditan, porque “incluso los formalismos matemáticos que hay tras la vanguardia de la física teórica pueden trasladarse sin problemas a un marco idealista.”

“Un gran esfuerzo filosófico” con el que Bernardo Kastrup “ acaba de emprender su viaje a través de la frontera ontológica“, como señala en su epílogo Rick Stuar.