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27 agosto 2021

Salinger. Una vida oculta



J. D. Salinger no eligió de forma deliberada apartarse del mundo. Su aislamiento fue una progresión insidiosa que lo envolvió lentamente. Reconocía con tristeza las sombras que descendían sobre él, pero se sentía impotente para cambiar el destino. Su obra se había convertido en una obligación sagrada y aceptaba que la soledad y el encierro quizá fueran el precio que debía pagar por ella. En la biografía que escribió para la solapa de Franny y Zooey Salinger compartía estos sentimientos con el público. Confesaba la sensación de que se estaba disolviendo en su obra y admitía: «Hay un peligro bastante real, supongo, de que tarde o temprano me sumerja, quizá desaparezca por completo, en mis propios métodos, locuciones y manierismos». Salinger todavía albergaba la esperanza de sobrevivir a las exigencias de su cometido. «Sin embargo, en general —afirmaba—, tengo muchas esperanzas». Pero nada en esta confesión pública indicaba que Salinger quisiera alterar la senda por la que caminaba. Para el mundo exterior, aquélla era la prueba de que había abandonado su vida al albur de la fatalidad. 

 Kenneth Slawenski. 
J. D. Salinger. Una vida oculta
Traducción de Jesús de Cos. 
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.