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31 octubre 2021

Custodio Tejada sobre El tercer reino






Custodio Tejada publica en Todo Literatura un magnífico artículo sobre El tercer reino. Dejo aquí con mi agradecimiento algunos párrafos de su reseña, un estudio pormenorizado de las claves del libro:

Portada color azul cielomar con letras en azul oscuro y blancas. 77 páginas y 56 poemas, uno introductorio y los demás divididos en tres partes: la primera titulada “Híbrido mundo “con 20 poemas, la segunda titulada “El pájaro en la nieve” con 15 poemas y la tercera titulada “Punto de fuga” con otros 20. Primera edición Septiembre de 2021. Cuando lo lees parece que te está mirando El ojo de Dios (la Nebulosa Hélix) –como apunta el autor. Es como si estuvieras experimentando un despertar espiritual y nadaras en una galaxia de versos y sensaciones que se hacen rezo y oración, libro y laberinto. Un poemario cuántico, lleno de “resonancias”, sinestesias, sincronías, serendipias, sinergias, reminiscencias e intertextualidades que nos llevan a otros campos, a otras ideas, a otros libros-mundos paralelos, pero también es críptico, telúrico, surrealista en apariencia, metafísico, místico, metalingüístico…Aquí el lenguaje se hace materia mental transcendente e inductora.

Con esa descripción comienza su extensa y profunda reseña de El tercer reino, casi un ensayo que aborda con lucidez en casi una decena de páginas las claves de la escritura de mi libro para iluminar al lector con párrafos como este, sobre el sentido del título:

Santos Domínguez nos advierte y nos da luz al decir “que viene de la terminología de C. G. Jung. El Tercer Reino es el lugar intermedio que hay entre lo visible y lo invisible, entre lo terrestre y lo celeste, entre lo material y lo espiritual”. Llegando nosotros a pensar que, entonces, el lenguaje y la palabra sería el nexo o el puente que hay entre uno y otro.

El lector interesado puede acceder al admirable artículo de Custodio Tejada con el enlace final. Estos son  sus últimos párrafos:

En El Tercer Reino los poemas son cortos, de no más de doce o catorce versos como máximo, excepto el primero, el introductorio. Versos heptasílabos y alejandrinos se expanden a sus anchas. El poemario lleno de imágenes sugerentes, en algunas estancias parece surrealista, pero solo en apariencia. Es un poemario críptico, pero también metalingüístico, metafísico y místico. En su poética la ciencia y el pensamiento van de la mano de la materia y del espíritu formando una música/voz telepática, cuántica y cósmica. “Un ángel mudo escribe/ su nombre sobre el agua”, “Cruza el umbral secreto del agujero negro/ donde se borra el tiempo/ y el espacio es un lento ahogarse sin historia” –nos deja flotando en el pensamiento. También hace referencia al horizonte de sucesos: “la geometría curva ha interrumpido el tiempo/ y abolido el espacio”, o, “No hay camino de vuelta desde esta luz que estalla/ hacia dentro, hacia el fondo del agujero negro” –dice en la página 57 y 56, y que en cierta medida establece un paralelismo del lenguaje con el agujero negro, como se deja entrever también en mi poemario “Un horizonte de significados”, y que confirma esas conexiones caprichosas que a veces la propia poesía establece por su cuenta.

Un mundo onírico lleno de simbologías y “resonancias” de tintes casi surrealistas nos balancean de lo consciente a lo inconsciente hasta fusionarse y crear una nueva realidad que nos enlaza con Jung, “que emerge de los fondos litorales del sueño”, “Envuelto en otra luz, vas al lugar del símbolo/ …/ entre el reptil y el ave” –nos confiesa Santos en la página 9 y 13 respectivamente. El simbolismo trazado por el autor en este poemario laberinto es un viaje apasionante de interpretaciones y sugerencias. El círculo en sus diversos matices, como símbolo del cielo y del alma pero también como “manifestación arquetípica en la materia” y del cuerpo. También representa la perfección y lo absoluto. Los círculos concéntricos representan la consciencia del ser, “la chispa de la vida”, la matriz de la creación… El círculo como representación del cosmos, como una escucha interior que busca un despertar o un nacimiento a un nuevo estado de consciencia. Así leemos a lo largo del poemario “círculos de fuego”, “círculos de sombra”, “círculo de cristal”, “esfera”, “cantos circulares”, “En la húmeda tiniebla los sonidos que tiemblan/ en círculos concéntricos por encima del fuego” –canta en la página 42. También el pájaro como símbolo revolotea por todo el poemario. Suzanne Kalil afirma que los pájaros “son el vínculo entre los humanos y los mundos divinos, entre la vida y la muerte”. Y aquí los pájaros actúan como metáfora del lenguaje y la palabra, de las sílabas y las letras que cantan el ritmo del universo. Y es que de alguna manera la primera parte, “Híbrido mundo”, podría leerse como un primer nacimiento, el que hacemos a la vida, al tiempo y el espacio, al destino. “Una lámpara alarga tu sombra sobre el suelo” –leemos en la página 25. Titula la segunda parte del poemario “El pájaro en la nieve “. Y esta parte podríamos interpretarla como el nacimiento del ego. “Un pájaro de nieve baja a beber en ella”, o “un animal insomne/ se entrega a su efusión y a su garganta”. El pájaro con toda su simbología espiritual y la nieve como símbolo de pureza, individualidad y conocimiento. Y la tercera, “Punto de fuga”, sería el alumbramiento a la “conciencia espiritual”, a la luz de la materia y la nada, al lenguaje y al silencio, a “lo que flota en el sueño” como puente o nexo con lo invisible. Y el símbolo del número tres. El título: “El Tercer Reino”. Tres partes, tres reinos, tres nacimientos.

La poética de Santos Domínguez, como un poeta cosmólogo, lleva/conduce al trance, con un lenguaje delicadamente seleccionado y “Fundido con el aire, disuelto en alta luz,/ en el lugar del límite./ Donde la transparencia.” –recita en la página 57. A veces como Ícaro, a veces como si estuviéramos viviendo el mito de la caverna en una reminiscencia de universos paralelos y cuánticos. Por el poemario fluyen los cuatro elementos del saber antiguo que fluyen como fuerzas motrices de un origen que se pierde en el infinito de la memoria. “Como en la tierra están/ el agua, el aire, el fuego/ y su fulgor de estrellas” –podemos leer al final en la página 72. Nos teletransporta a toda velocidad en un viaje espiritual desde el interior de nosotros mismos y de la memoria origen a las profundidades siderales, desde el frío de la materia oscura borrosa a la luz gravitatoria del ser y del lenguaje convertido en agujero negro, desde la palabra “música secreta” al silencio vacío y a la antimateria, de la nada/olvido matriz a la conciencia espiritual de un puñado de versos convertidos en longitudes de onda, hasta llegar a “esta luz incesante/ que agita la materia borrosa del recuerdo” –que visualiza en la página 45. ¿Y cuál sería la ambición última del poeta con este poemario? Pues volver a nacer y hacer del lenguaje su casa y su medio de autoconocimiento, y convertir la palabra en vehículo de luz para llegar al fondo de la inmensidad y atrapar lo invisible en un libro que se expande en nosotros como una onda de sonido o una ola de tinta. El autor se hace materia mental transcendental e inductora, se convierte en un poeta cuántico. “Las palabras más blancas son penumbras de acecho/ en las orillas negras del río en llama viva”, o “Vibra oscuro el instante y sucede la chispa,/ la palabra que busca la huella del prodigio.” –escribe respectivamente en las páginas 58 y 64. Porque para el poeta el lenguaje/las palabras son puertas espín a otras dimensiones, a otros mundos paralelos, a otras realidades escondidas, a otra “torsión” poético espacio-temporal. “Más allá de la lengua, más allá de los nombres/ traza con tu latido lo que el ojo no alcanza.” –deja vibrar en la página 14.

Pero como diría Ludwig Wittgenstein: “Lo que se deja expresar, debe ser dicho de forma clara, sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar.” Y eso es lo que hace también de forma magistral Santos Domínguez, decir/sugerir y callar, nos deja su voz y su silencio simultáneamente en el mismo tiempo y en el mismo espacio, en sus versos. Un libro laberinto, El Tercer Reino, que os invito que leáis, ya que convierte la lectura en un parto espiritual, en un invernadero cuántico.”

https://www.todoliteratura.es/noticia/55618/poesia/el-tercer-reino-de-santos-dominguez.html