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27 noviembre 2021

Juan Peña. Yacimiento

 


Esta tierra cocida
y este metal fundido
volvieron a la luz,
la misma luz que viera
esta tierra cocida
y este metal fundido.

De ese poema, Yacimiento, toma su título el último libro de Juan Peña, que publica La Isla de Siltolá.

En la depuración verbal de sus textos y en su consiguiente concentración expresiva radica la intensidad poética de un libro en el que el poeta mira hacia lo hondo de la realidad y hacia el fondo de sí mismo para que, como en ese poema, el pasado vuelva a la luz del presente iluminado por la memoria y la celebración.

Celebración del presente y recuperación del pasado a través de símbolos como el barro, la materia elemental, lo terrestre, la profundidad oscura de donde surgen los frutos y los restos arqueológicos del pasado, como la lucerna que ilumina en la sombra, igual que la memoria recupera lo perdido.

Los poemas establecen así un sistema de correspondencias simbólicas con la persistencia de la arcilla y el bronce, con la vida frágil del animal y la planta, el fruto, con la presencia celebrada del objeto y la carne, de las piedras y el árbol, del viento y de la luz, clave en este Yacimiento. 

Este ‘Hombre’ es un ejemplo significativo de esas constantes simbólicas:

Una gota de luz en la lucerna, 
temblando a la intemperie, 
como temblamos todos 
de no saber, de frío, de temer. 

Una gota de luz 
en mi cuerpo de barro. 

La madurez personal y poética de Juan Peña se proyecta de ese modo en una escritura caracterizada por una doble contención, expresiva y emocional, y por una huida doble, del patetismo y la verbosidad.

Y por una actitud vitalista ante lo que aún dura y resiste, de aceptación serena del paso tiempo, como en estos dos poemas, que resumen el tono, los temas y el estilo del libro:

DON DE LA VEJEZ

Era hermoso su cuerpo.
Y la luz de su carne y su tersura
se apagaba y quebraba
lentamente,
al ritmo de las noches y los días.

Vidas que no se rompen
por un azar infausto,
que se agostan y mueren
por las leyes del tiempo.

Bendita sequedad,
que es dictado del tiempo.
Bendita esta fealdad
de asperezas y arrugas,
este triunfo que iguala a la belleza.


APRENDIZAJE 

He aprendido a morir.
Nada me quitará la muerte
que no me haya quitado
tantas veces la vida.