Yo vine para ser
voluble como sol sobre la fuente,
para dar lo que pide
cada hora del cielo,
cada verso en que estoy contenida.
Así termina “Estampas de la fuente”, uno de los poemas de Islario, de Marina Tapia, que publica Amargord.
Islario es un mapa de islas, un cuaderno de bitácora que recorre distintos lugares del recuerdo y el presente; un diario poético de viaje por distintos espacios que conforman una cartografía más emocional que física con la que Marina Tapia aborda una búsqueda de sí misma.
Como en ‘Boceto sin modelo’, dedicada a su Valparaíso natal, que termina con estos versos:
Regálame retratos de ti para encontrarme,
para saber que es nítido el ahora.
Yo quiero derrotar a la nostalgia,
a todos sus secuaces.
Es ciega esta plumilla que te busca,
olvida los olores, los matices,
la luz
que dibujaba tu perfil.
Los poemas de Islario emergen sobre un mar sentimental y trazan en su espejo oceánico una geografía humana más que una geografía física. De Valparaíso a Granada, de Baeza a Rapa Nui, un itinerario personal que une en su mirada y en su palabra paisajes y rostros, en una itinerante autobiografía poética que convoca memoria y presente:
Esta arena de hoy fue del magma.
Esta playa es la voz del ayer.