“Concisa lucidez, el arte de la brevedad, un buen aforismo puede resultar una iluminación, una vivencia que nos hace meditar sobre lo que acabamos de presenciar, que es lo que acabamos de leer”, escribe Javier Sánchez Menéndez en el texto que ‘A la manera de un cierre hermético’ remata su colección de aforismos que con el título de La jaula aparece en la colección Levante de la Isla de Siltolá.
Articulados en seis secciones, estos aforismos son un recorrido meditativo y existencial por la reivindicación de los Silencios (El silencio es la verdadera palabra; El silencio es el comienzo del recuerdo), por el proyecto vital de Arte de la dulzura (No amar la dulzura provoca desolación. El acorde y la armonía enriquecen la dignidad; Leer no es descubrir, leer es vivir. Lo amargo es no alcanzar a descubrir la propia vida), por la condición humana de los Nuevos artilugios (El hombre es el peor animal de compañía; Un aforismo es todo lo contrario a lo que escribimos como aforismo), por el Concepto introvertido (Mentimos para defendernos de nuestros enemigos; Admiramos aquello que no conocemos, defendemos todo cuanto ignoramos. Somos un tumulto que siempre está estallando), por la mirada a y desde la jaula que da título a una de las secciones y al libro (Buscamos la profundidad en la impostura. Hallamos la ambición en el vacío; Cuando se alcanza la verdad aparece la duda) para concluir en la mirada desazonada hacia el exterior de Gayola (El auténtico fascista es aquel que se considera antifascista; Las falsas ilusiones nunca se cumplen. Las verdaderas tampoco.)
Meditaciones desde La jaula que son tanteos en la oscuridad con la lámpara de la palabra, buceos hacia el fondo de sí mismo y reflexiones desoladas sobre el mundo para construir un autorretrato moral, una afirmación de lugar, una declaración de independencia:
No deslumbra la luz si eres parte de ella.