03 junio 2023

Baluartes y violines de López Azorín


‘Cantos armónicos para curar la vida’ titula Félix Maraña el prólogo de Baluartes y violines, el último libro de Manuel López Azorín, que publica Lastura ediciones. Lo cierra con este párrafo que resume bien el tono y el contenido de sus poemas: “Si de mí dependiera propondría (propongo) este libro de Manuel López Azorín como receta para ayudar a que amanezca cada día en todos los corazones, para llevar la luz a las zonas oscuras del yo. Porque este, además de ser un libro de poemas, es un libro de verdades, esperanza y horizontes, pues en la tardes pardas y fríos también luce el arco iris.”

Organizado como un tríptico homogéneo estructurado en tres cantos, Baluartes y violines toma su título de la primera parte. ‘De cántico y vuelo’ se titula el segundo canto y ‘La verdadera luz’, el canto tercero. 

Títulos expresivos de la actitud existencial con que afronta la realidad un libro que se abre con un introito en el que el poeta delimita el sentido de su búsqueda y de su territorio poético y vital, parejo en su celebración de la luz al Claudio Rodríguez de Don de la ebriedad -uno de los referentes centrales en la obra de López Azorín-, que resuena en estos versos iniciales:

Esto que dejo escrito no es ficción, 
es real, letra viva.
Canta luces y sombras 
en palabras de amor, 
como la vida misma.

Busca música alada: 
la metáfora, el símbolo 
de los breves instantes 
que a veces nos regala 
la vida y sus caminos.

Para sentir 
que la mañana es dicha y alba clara 
como la luz de la esperanza toda.
Ya lo dijo el poeta: 
“Siempre la claridad viene del cielo; 
es un don, no se halla entre las cosas 
sino muy por encima, y las ocupa 
haciendo de ello vida y labor propias.”  

Para soñar amaneceres nuevos 
en los rosales donde está la rosa.
Palabra, letra viva, 
es lo que dejo escrito en estas páginas 
con lenguaje de amor, canto de vida.

Cantos de vida y esperanza en los que la luz del amor se levanta como un baluarte frente al miedo. Y en ellos la palabra sosegada del poeta se convierte en un lugar habitable frente a la intemperie de los naufragios:

Es la casa en que vivo, pero que desconozco, 
una materia extraña que preserva 
la luz, el resplandor, la espuma verdadera.

Esa palabra se alza en estos poemas contra el desánimo y el miedo, porque 

Si la muerte es la vida ya vivida, 
el miedo es esa muerte que nos vive 
la vida sin nosotros.

Palabra encendida que es resistencia ante la nieve con la música de los violines y renacimiento de la primavera desde el frío con la claridad del beso. O celebración del presente en la canción de la vida que amanece en la esperanza, en el regreso desde la niebla al jardín amanecido de los pájaros que cantan y los árboles que reverdecen, porque “la esencia de la vida está en hacer / de lo sencillo magia.”

Palabra salvífica que se eleva frente a la incertidumbre a lo largo de estos poemas intensos en los que tiemblan la luz de la emoción, el brillo de “la verdadera luz y la palabra justa”, el hondo manantial inagotable de lo vivido y lo soñado:

Este libro es un grito 
frente a los sueños rotos, emociones 
vencidas, laberintos, dudas, 
sentimientos de abandono, cansancio, 
y ese temor que anuda el pensamiento 
cuando todo parece derrumbarse 
anegando sentidos 
en las aguas del río de la vida.

Este libro es un grito silencioso, 
rebelde frente al tiempo, 
llorando agua de sal con la esperanza 
de abrazarse a la luz, 
de iluminar la sombra de los días, 
de preservar pasados, 
de disfrutar presentes atrapando el instante, 
de conseguir mañanas sin horarios.

Este libro es un grito de soledad y sueño 
que guarda entre sus páginas 
el camino agridulce de la vida 
a la búsqueda siempre de la luz verdadera.