02 noviembre 2023

Hilma af Klint, visionaria





Por cuadros como este Retablo se considera a la sueca Hilma af Klint (1862- 1944) como precursora del arte abstracto, aunque no faltan opiniones tan demoledoras de su obra como la que firmó el crítico Hilton Kramer, en The New Criterion

“Como documentos de la historia de la abstracción -señalaba-, revisten cierto interés, sin duda, pero no desde un punto de vista estético; los cuadros de Af Klint son, en esencia, diagramas coloreados. Concederles un lugar de honor junto a la obra de Kandinsky, Mondrian, Malévich y Kupka, en la sección dedicada a los pioneros de la abstracción, es absurdo. Af Klint simplemente no es una artista de esa categoría, y me atrevería a decir que nunca se le habría dispensado un tratamiento tan excesivo si no hubiera sido mujer.”

Lo recuerda Daniel Birnbaum en su Introducción -“El increíble legado de Hilma af Klint”- al magnífico volumen Hilma af Klint, visionaria, que publica Atalanta con traducción de Francisco López Martín.

“La obra de Af Klint -escribe Birnbaum- sigue desconcertando al público de todo el mundo, pese al tiempo transcurrido desde la primera gran exposición de su obra abstracta, en Los Ángeles, en 1986, como parte de la muestra The Spiritual in Art: Abstract Painting 1890-1985 [Lo espiritual en el arte: pintura abstracta 1890-1985]. Los recientes simposios y exposiciones de los que ha sido objeto no han impedido que Af Klint continúe ocupando un lugar incierto en el arte moderno.”

Parece que la valoración crítica de la pintora sueca ha ido creciendo en los últimos años y en esa dirección se sitúa este libro que recoge materiales procedentes de un seminario celebrado en el Guggenheim de Nueva York en octubre de 2018 y sitúa la pintura de Hilma af Klint en el contexto de los movimientos espiritualistas teosóficos y antroposóficos que aparecieron en Europa a finales del XIX y comienzos del XX como respuesta al positivismo imperante hasta entonces.

 La más trascendente de las respuestas al positivismo filosófico y de las rupturas con el naturalismo artístico fue sin duda la del arte abstracto y su representación interior de la realidad a través de líneas, formas geométricas y colores. Kandinsky, Mondrian o Malévich son algunos de sus primeros y más radicales artífices. 

Pero, volviendo a nuestra pintora, recuerda Birnbaum que “cuando mis colegas y yo planeábamos la retrospectiva de Af Klint que se inauguró en el Moderna Museet de Estocolmo en 2013, buscamos un buen título. Mi propuesta fue ‘Hilma af Klint: visionaria cósmica.’ Mis colegas preferían ‘Hilma af Klint: pionera abstracta.’ Y, en retrospectiva, me alegro de que eligiéramos este último. Si el debate y la controversia son la prueba del éxito de una exposición, la nuestra fue sin duda triunfal. Gran parte de la controversia estaba relacionada con las afirmaciones implícitas en el título: ¿era Af Klint una pionera?, ¿y era su arte realmente abstracto? La respuesta a estas dos preguntas, creo yo, es afirmativa, pero sólo si estamos dispuestos a poner en tela de juicio los significados aparentemente inamovibles de esas nociones.”

Tras ese texto introductorio, el volumen reúne cinco ensayos de aproximación a la figura de Hilma af Klint, a su creación y al contexto histórico y cultural en el que surge su obra plástica. 

De esos capítulos el que firma Julia Voss (“Cinco cosas que hay que saber sobre Hilma af Klint”) es probablemente el que cumple un papel medular como aproximación explicativa del mundo artístico y de la educación espiritual y científica de Af Klint, que no sólo “dejó más de mil obras de arte y unas trece mil páginas de texto”, sino que además, con esa condición de adelantada a su tiempo, “creó obras para un futuro en el que su presente ya habría pasado hacía mucho.”

Obras integradas en ciclos y series como Pinturas para el templo, Caos primordial, Retablos, Árbol del conocimiento, El cisne o Parsifal.
 
“Visionarias paralelas: Hilla Rebay y Hilma af Klint” (Tracey Bashkoff), “Nueva York, 1875: el nacimiento de la teosofía” (Isaac Lubelsky), “Hilma af Klint y lo invisible en el dominio ocultista y científico de su tiempo” (Linda Dalrymple Henderson) y “Formas de pensamiento a posteriori: la Teosofía en el arte moderno y contemporáneo” (Marco Pasi) son los títulos del resto de los ensayos que abordan desde fuera y desde dentro la importancia de una obra artística asombrosa y de la figura de Hilma af Klint, cuya transcendencia destaca Daniel Birnbaum en este párrafo:

“De modo que sí, fue una pionera, pero de un tipo diferente al de Walter Gropius o Marcel Duchamp. Y hoy su arte parece inspirar a innumerables artistas jóvenes de todo el mundo. Tal vez por fin haya nacido la escuela de Hilma af Klint. Para mí, desde un punto de vista profesional y personal, la exposición del Guggenheim fue de la mayor importancia. Marcó un cambio posible y esperanzador, y quiero dar las gracias a todos los que contribuyeron a ello. ¿A quién más puedo expresar mi gratitud? A Dios por crear el universo y a Hilma af Klint por pintarlo.”