QUEMADURA
Una interrogación se abre al paisaje.
Frente a este vasto código de signos,
tu huella asume el desandado tiempo.
La madurez del sol quema la tarde
y sabio olvida lo antes incendiado,
y a veces niño juega a lo infinito.
Hoy evocas el sol de la cerilla
que iluminó tu limitado espacio.
Prendido del febril chisporroteo
tembló el tiempo -¡la vida!-
en aquel gesto.
Aún te miras los dedos y sonríes
-dolor fugaz y oscuro- cuando rozas,
ajena ya y extraña,
la leve sombra de la quemadura.
Es uno de los poemas de Rizoma, la amplia antología poética de Efi Cubero que publica Mahalta Ediciones, seleccionada por la autora como “una muestra de la evolución de mis preocupaciones poéticas a lo largo del tiempo.”
“La palabra Rizoma, que he elegido como título -explica Efi Cubero en la Nota de edición-, recoge perfectamente lo que viene siendo esta Poesía de la Extrañeza, como a mí me gusta definir lo que escribo. […] Rizoma es sustancia poética y reflexiva. Se eleva como una columna salomónica y, a la vez, es la raíz nutricia que escarba en el subsuelo, ara la tierra y la abona. Es por tanto Espíritu y Materia. Rizoma representa muy bien lo que el lector hallará aquí: Naturaleza y Filosofía, Metafísica, Esencia y Existencia. Simboliza muy bien todos los elementos en este libro representados, de una u otra manera.”
“Todo rizoma es un oráculo a punto de manifestarse -dice Javier del Prado Biezma en su introducción-. Enigma, auspicio, arcano… Así es el poema; primero para el poeta, que desde su sentir y su mirada lo va creando, y luego para el lector que lo tiene que leer, deletrear mentalmente para sentirlo y comprenderlo.”
Estructurados en torno a varias líneas de fuerza que apuntan a un centro común de sentido, sus poemas sostienen su arquitectura sobre un conjunto de preocupaciones temáticas y existenciales, como la creación y el amor, la memoria o el tiempo.
Anclados en una mirada meditativa que contempla el mundo desde la extrañeza de los márgenes y en un indesmayable cuidado de la palabra, en los textos de Rizoma se sustancia en forma de depuración verbal la búsqueda desde la incertidumbre de la esencia medular del poema, de un ‘Código’ cifrado de la identidad como este:
Y en realidad yo soy una escritura.
Un código en el núcleo de un silencio.
Un alfabeto simple de solo cuatro letras.
Un mensaje transcrito.
Pocas notas en una sinfonía.
Cierta clave de sol para una fuga.
Poemas que son indagaciones en las raíces más hondas del sentimiento, el conocimiento y la identidad a través de la palabra intensa y verdadera. Esa palabra destilada en esencia que llena de consuelo el vacío de un frágil “aún” superviviente, de un ‘Presente’ como el de este poema, uno de los que cierran elegíacamente el libro:
No queda otro remedio
que replegarme al fondo de mí misma
de una justa manera
cuando el presente ya es solo pasado
y el futuro ilusorio apunta a lo finito.
Atenta a jerarquías más precisas,
me inclino hacia otro tiempo
para hallar esta voz que parpadea:
fulgor que sobrevive:
aún no he pasado, como las estrellas.