Un corazón furtivo
Ponerse el traje de otro
A Josep Pla le gusta llevar la ropa de otros. No puede evitarlo. Desde muy joven, siente una notable incomodidad a la hora de vestirse. Su relación con la indumentaria, ya sea con la ropa, el calzado o los sombreros, es casi siempre problemática. Con frecuencia, el modo en que se viste causa extrañeza entre quienes están a su alrededor: o la ropa le va grande, o es anticuada, o va muy abrigado cuando hace calor o desabrigado cuando hace frío, o sus camisas están arrugadas o manchadas.
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Pla cultiva voluntariamente cierta estética de la negligencia, que consiste en mostrar una especie de indolencia en relación con su propia forma de vestir. Esta indiferencia o ambigüedad, la aparente despreocupación misma por su imagen, eso que en italiano se conoce como sprezzatura desde que el humanista Baltasar Castiglione acuñó el término en su libro Il Cortegiano (1528), transmite la actitud de alguien que se siente seguro de sí mismo y de sus posibilidades. Contrariamente a lo que podría parecer, esta actitud de disimular el esfuerzo, de fingir aquello que no se es como si todo fuese sencillo y natural, agrada a los demás. Pla es consciente de ello desde muy joven.
La ropa, que también posee una significación social, siempre lo constriñe. Prueba de ello es, en el caso de Pla, una insatisfacción profunda, íntima, difícil de definir. Da testimonio de alguien que no se siente bien en su propia piel. Que necesita cambiar de piel. Ponerse una segunda piel. Desdoblarse. Cubrirse. Vestirse y desnudarse, travestirse, disfrazarse. Ser otra persona para poder ser él mismo. O como si siempre hubiese sido un extraño para sí mismo. Esta insatisfacción, que corre por sus venas como si formara parte de él, se halla en la esencia de su vida y de su entera dedicación a la literatura.
Xavier Pla.
Un corazón furtivo.
Vida de Josep Pla.
Destino. Barcelona, 2024.
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