El silencio de Rimbaud
¿Por qué se calló?
Quizá porque no lo escucharon. Y entonces replicó a la indiferencia con un silencio humillado. Casi todos sus intentos de publicar fracasaron. Una temporada en el infierno sí se publicó en 1873, por un artesano de Bruselas, sufragada por su Señora Madre. El 22 de octubre, él retirará sus ejemplares de autor. Eso es todo. Los periódicos no publicaron casi ninguno de sus poemas. Los poetas recibían sus entregas y a veces, como Banville, se limitaban a dar una respuesta distante. Izambard el profesor, Demeny el poeta, seguramente no apreciaban todo el interés de las cartas de su amigo Arthur. Había intentado introducirse en París. Intrigó a los poetas, pero la fascinación no se concretó en apoyos. Sin tribuna, sin edición, poco reconocimiento. Molestaba. El genio asustaba. La irreverencia disgustaba. Solo Verlaine, después de la década de los ochenta, cuando el escándalo faunesco había quedado atrás, publicó las obras de su alma condenada.
Sylvain Tesson.
Un verano con Rimbaud.
Traducción de Juan Vivanco Gefaell.
Taurus. Barcelona, 2023.
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