31 julio 2024

Londres según Samuel Johnson





Hablando de Londres, dijo así: «Si desea usted hacerse una idea ajustada de la magnitud de esta ciudad, no debe contentarse con ver sus grandes calles y plazas, sino que debe recorrer a pie sus innumerables callejuelas y recónditos rincones. No es en las vistosas evoluciones de los edificios, sino en la aglomeración de las viviendas ocupadas por el ser humano, donde reside la maravillosa inmensidad de Londres. A menudo me he entretenido pensando qué lugar tan distinto es Londres para las diferentes personas que lo visitan o habitan allí. Aquellos cuya estrechez de miras se limita a la consideración de un fin particular lo ven sólo a través de esa lente. Un político lo considera meramente como sede del gobierno y sus distintos departamentos; un ganadero, como un inmenso mercado de ganado; un comerciante, como el lugar donde se lleva a efecto una prodigiosa cantidad de operaciones mercantiles; un aficionado a la escena, como el grandioso escenario de mil espectáculos teatrales; un hombre dado a los placeres, como conjunto de tabernas y gran emporio de las damas de fácil virtud. En cambio, el que tiene inclinaciones intelectuales queda anonadado ante un conjunto que resume la totalidad de la vida del ser humano en toda su inmensa variedad, cuya contemplación es inagotable».
Johnson tenía un grandísimo apego por Londres: comentaba que en esta ciudad puede el hombre aprovisionar su intelecto y surtir su ánimo mejor que en cualquier otra parte, y añadía a esto que en cualquier lugar remoto puede el hombre dar grandes festejos a su cuerpo, mientras su espíritu muere de inanición, a la par que tienden sus facultades a degenerar por falta de ejercicio y del estímulo de la competición. No hay lugar, afirmaba, que cure a un hombre tan a fondo de su vanidad o su arrogancia como lo cura Londres, ya que como no hay hombre que sea grande ni bueno per se, sino que sólo puede serlo en comparación con otros que no sean ni tan grandes ni tan buenos, con toda certeza hallará en la metrópolis a muchos que sean iguales a él, y a no pocos que sean superiores.

James Boswell.
Vida de Samuel Johnson.
Traducción de Miguel Martínez Lage.
Acantilado. Barcelona, 2007.