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26 agosto 2024

Larra. Anatomía de un dandy

  


Larra vive, engendra, elabora y madura su propia muerte con un sentido y un sentimiento que más tarde se llamará rilkeano. No creo como sentencia absoluta la de que la vida de un hombre sólo se explica o justifica por su muerte. Hay, por el contrario, vidas que van serenamente hacia la muerte, que tienen en ésta su desenlace natural, sin prisa y sin pausa. Es el caso, sí, de la vida y la muerte de Goethe. Otras vidas, otros hombres, contradicen de tal modo a la muerte que apenas si podemos pensarles en ella. No nos asombraría demasiado el que determinados individuos hubieran seguido viviendo a través de los siglos, estuviesen ahora mismo entre nosotros, vivos, contemporáneos, actuantes hacia el futuro. Éste puede ser el caso de Leonardo. Y hay, finalmente, vidas que en la muerte se explican, hombres que nacen para morir —¿hará falta advertir que esto no es exactamente una perogrullada?—, vivos con vocación de muertos, seres cuyo acto máximo es la muerte y en ella se glorifican, existencias con destino absoluto y celérico. A estas vidas sí les completa el sentido rilkeano de la muerte. La vida de Larra, no hay que decirlo, es una de ellas.

Francisco Umbral
Larra. Anatomía de un dandy.
Letras Madrileñas. Madrid, 1999.