Paisajes del Romanticismo musical, un monumento
Nada de lo que ha sido apuntado en estas páginas puede sustituir a la experiencia personal e intransferible de la escucha, a la emoción, el placer y el asombro causados por la intimación directa y sin mediaciones con el misterio irreductible de la obra musical. Goce, conocimiento y misterio constituyen aspectos inseparables en la obra artística. Al final de nuestro viaje, y como nos advertía Alfred Brendel, probablemente se nos revele vano el empeño de descubrir el velo del orden del que nos habla Novalis, revelando la verdad del caos que resplandece con luz trémula a través de la formalización artística, fuente de toda energía creadora, y de poder así vislumbrar y acceder al corazón recóndito y finalmente inaccesible de la obra de arte, pero confiamos que el esfuerzo en ello invertido y los resultados que de ello puedan derivarse, resulten tan gratificantes para el lector como lo han sido antes para el autor. Ojalá que después de recorrer los maravillosos paisajes musicales a los que alude el título de nuestro libro pudiéramos hacer nuestras, aunque solo fuera en una medida muy humilde, las palabras elegidas por Paul Klee para su propio epitafio: «Algo más cerca del corazón de la creación que lo habitual. Y aún no, ni de lejos, lo bastante cerca».
Benet Casablancas
Paisajes del Romanticismo musical.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2020.
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