01 marzo 2025

Poemas mínimos de Atilano Sevillano

 



Dichoso el poema 
cuando nos arrastra 
al centro del vacío, 
a la desnuda sencillez.
Y nos acoge en el silencio 
de su propia música.

Con esa ‘Mínima poética’ abre Atilano Sevillano sus Poemas mínimos (Ediciones Rilke), un extenso conjunto de poemas breves de tono minimalista, reflexivo y confidencial en los que la desnudez expresiva es el cauce elegido para la meditación sobre el misterio de la vida y el tiempo o para la expresión contenida del sentimiento amoroso, de la soledad y la pérdida:

Se diría que nada es nuevo ya, 
que ya está todo dicho.
Pero hay que seguir 
escribiendo desde la herida 
y nombrar lo que importa 
o ejercer el arte de callar.

Que hay que intentar espantar 
las sombras que nos acechan.
Y acariciar la secreta armonía 
que las palabras ordenan.
Y dar con el poema 
que abra y funde 
su propio mundo 
y el nuestro.

La reflexión sobre la capacidad creadora de la poesía y la palabra, la evocación del recuerdo y la invocación de los sueños, la indagación introspectiva en la incertidumbre y los contrastes de la existencia o la mirada al espejo de la identidad son algunos de los temas que abordan estos textos, que son un ejercicio de depuración verbal:

Hoy estoy en modo poético: 
he soñado aladas palabras, 
sin embargo no alcanzan 
para fundar 
el silencio creador.
Hoy me siento poeta, 
mi mejor manera 
de estar solo.

Y al fondo el unamuniano “Piensa el sentimiento, siente el pensamiento”, como un programa poético implícito que recorre unos Poemas mínimos que cierra este texto:

Coda que no es

Ya no silban en el aire
 las palabras. 
Agazapado estás 
canto cautivo.
Busco tu rostro 
en la encrucijada. 
Y en el corazón 
del mundo, 
el balbuceo 
del poema.