23 abril 2025

Vida de Rosa Chacel




“Siendo una de las escritoras más valiosas y, sin duda, junto con María Zambrano, la de mayor ambición intelectual del siglo XX («Yo soy intelectual por los cuatro costados», le dice a Ana María Moix), apenas se la lee porque no se la entiende. Faltan muchas de las claves de una vida cruzada por el dolor del ocultamiento y la necesidad de hacer frente a una situación personal indeseable pero inconmovible que marcaría la naturaleza digresiva de su obra. ¿Cómo no interesarse por la vida de una mujer que deseaba, en lo más hondo de sí misma, que la descubrieran?”, escribe Anna Caballé en  la introducción (‘Prohibido el paso, o no’) de Íntima Atlántida, la magnífica biografía de Rosa Chacel que publica Taurus.

La vida y la literatura de Rosa Chacel (1898-1994) giran en torno a dos ideas sostenidas a lo largo de sus muchos años de escritura: el sentimiento de fracaso -fue siempre una autora sin apenas lectores- y la ocultación de un secreto inconfesable para los demás y para ella misma, como reconocía en el último tomo de sus diarios: “Malos como diarios, gustan mucho a todos como literatura, pero como datos sobre los hechos no son nada, todo está escamoteado.”

“No se dice lo secreto, se cuenta”, anotaba Carmen Martín Gaite en sus Cuadernos de todo. Pero en el caso de Rosa Chacel el secreto ni se dice ni se cuenta. Se oculta cuidadosamente. Y a intentar desvelar ese oscuro secreto, relacionado con su matrimonio con el pintor Timoteo Pérez Rubio y escamoteado por Rosa Chacel incluso durante el medio siglo largo en que escribía sus diarios, se orienta esta ambiciosa biografía.

Una biografía en la que Anna Caballé ha reconstruido las claves vitales y literarias de la autora de Barrio de Maravillas con un esfuerzo interpretativo que se apoya sólidamente en la lectura de su obra y en la consulta minuciosa de su correspondencia y sus diarios, que editó con el significativo título Alcancía.

Porque -explica Anna Caballé- “el secreto es la cara y la  cruz de su literatura. Y de ahí viene el título de esta biografía: la imagen que siempre he tenido presente ha sido la de ver la vida de Chacel como la de un continente sumergido en una torturante pasión cuyo conflicto nunca aflora más que como queja o como alusiones que invitan a desear descubrirlo y sacarlo a la luz. Una íntima Atlántida por descubrir siendo su existencia innegable porque ella misma la menciona constantemente.”

Y ya hacia el final del ensayo, insiste en que “la obsesión de Chacel por ese continente sumergido, esa íntima Atlántida, que es la vivencia del secreto -todos sus personajes alimentan secretos que nunca nos son desvelados-, la palabra tal vez más repetida en su obra, nos fuerza a pensar en las claves que la sostienen.”

En veinticuatro capítulos agrupados en tres partes cronológicas se articula esta Íntima Atlántida: 1898-1936, desde su infancia solitaria en Valladolid hasta la guerra civil; 1940-1971, desde la salida al exilio y su instalación en Río de Janeiro y en Buenos Aires hasta un decisivo viaje de dos meses a España; 1972-1994, un periodo marcado por su regreso, por la crisis creativa que le provocó la muerte de su marido y por un reconocimiento público tardío con premios como el de las Letras Españolas, en el que pesaron tanto o más las razones políticas que las estrictamente literarias.

Paralelamente a las circunstancias externas que marcan la biografía de Rosa Chacel, estas páginas proponen un recorrido en profundidad por su creación literaria, desde el abandono de su dedicación inicial a la escultura a la construcción sistemática de una obra difícil y radicalmente introspectiva pero coherente, que se inicia con la búsqueda de la prosa pura y el hermetismo en la orteguiana Estación. Ida y vuelta (1930), que alcanza su mayor desarrollo treinta años después en La sinrazón (1960), escrita a lo largo de diez años y terminada en América. 

Y tras la transición de Desde el amanecer, su autobiografía infantil hasta los diez años publicada en 1972 y con una evidente relación con su novela Memorias de Leticia Valle (1945), un oscuro fondo autobiográfico oculto sigue latiendo en las novelas que abordan su memoria generacional con la trilogía formada por Barrio de Maravillas, Acrópolis y Ciencias Naturales.

Las tres partes en que se organiza Íntima Atlántida abordan la formación y el desarrollo de una  personalidad trágica y ensimismada, propensa a escribirse y releerse, a pensarse y repensarse, a mantener una relación conflictiva consigo misma y a ocultarse no sólo a los demás, sino a sí misma, con una “voluntad explícita de oscuridad” que Anna Caballé resalta como rasgo más característico de toda su escritura: “La literatura de Chacel niega la claridad, niega la significación, querrá permanecer oscura y solo valorada por quienes reconoce sus pares intelectuales. De modo que la interpretación de su obra literaria nos dice que no quiere ser interpretada, solo valorada como desafío intelectual, aunque en sus diarios derrame, sin embargo, los contornos de su propio drama vital. Si no se ve en esta peculiar característica el núcleo de su escritura -unas novelas que se niegan a sí mismas como novelas y se presentan solo como dificultad- el acceso a la escritora bordea, en mi opinión, lo incomprensible.”

Por eso, frente a las elipsis voluntarias y las ocultaciones sistemáticas, el objetivo de Íntima Atlántida es arrojar una luz poderosa sobre una biografía interior habitada por las humillaciones, la actitud autodestructiva de una personalidad inadaptada y solipsista  que se jactaba de haber releído cuarenta veces su novela La sinrazón, asqueada -“asco” es una de las palabras que más se repiten en sus diarios- de todo (marido, lugares, escritores, literatura), desdeñosa con novelistas muy superiores a ella (García Márquez, Torrente Ballester…), acosada por la soledad y la melancolía y anclada en un egocentrismo soberbio y desmedido que a menudo la hacía insoportable en el trato y en muchos fragmentos de Alcancía: “Es tan atroz lo que pienso de todos y de mí misma que tal vez por eso me odian; me odian todos, sin excepción. Me odian cada día más.”

Y al abordar las claves de su escritura esta biografía traza una imagen demoledora de la personalidad de Rosa Chacel. Una imagen que se resume en la frase con la que Anna Caballé define su carácter como “envidioso, suspicaz, oscuro, resentido y victimista.”

Certera en sus conclusiones, rigurosa en su método y nada complaciente en su mirada a la biografiada, Íntima Atlántida, que aporta también un espléndido cuadernillo central de ilustraciones, es el brillante resultado de muchos años de trabajo de investigación e interpretación en torno a la vida, la obra y la personalidad de Rosa Chacel por parte de Anna Caballé, que reconoce que “escribir este libro ha requerido andar a oscuras muchas veces, tanteando el significado de tantos puntos suspensivos como hay en la obra de la escritora. Otras veces ha sido lo contrario y he visto con asombro a Chacel moldeando trabajosamente su mundo, como moldeaba la fría arcilla con sus manos en su juventud. La he visto también esperando que llegara un tiempo hecho a su medida. En todo caso, y para terminar, soy la única responsable de la interpretación de su vida.”