20 mayo 2025

Canetti. La provincia del hombre





“Las intuiciones de los escritores son las aventuras olvidadas de Dios”, escribe Elias Canetti (1905-1994) en uno de los apuntes que anotó entre 1942 y 1972 y que forman parte de La provincia del hombre, que publica Taurus con traducción de Juan José del Solar y un prólogo (“Un enjambre de relámpagos tenaces”) en el que Ignacio Echevarría destaca que este es “uno de los libros más ricos y plurales del siglo XX” y “la concentración cada vez más intensa de los apuntes, que poco a poco alcanzan un asombroso virtuosismo para conseguir cifrar la mayor cantidad de sentido en un pequeño número de palabras.” 

Estas notas, que se extienden durante tres décadas (“Treinta años de vida consciente -reconoce Canetti en la Nota preliminar a la edición- son muchos años”), empezaron siendo una válvula de escape al trabajo titánico de esos años, dedicados a la composición de Masa y poder, que absorbió su actividad intelectual durante décadas y provocó “una presión que con el tiempo fue adquiriendo proporciones peligrosas. Era imprescindible crear una válvula de escape para ella, y a principios de 1942 la encontré en estos apuntes. Su libertad y espontaneidad, el convencimiento de que existían únicamente por sí mismos, de que no servían a ningún fin, la irresponsabilidad con la que jamás volví a leerlos ni cambié nada en ellos, me salvaron de un anquilosamiento que hubiera podido ser fatal.
Estos apuntes se fueron convirtiendo gradualmente en un ejercicio cotidiano e imprescindible. Sentía que una parte importante de mi vida pasaba a integrarse en ellos. Al final salieron varios tomos, y lo que aquí presento es una pequeña selección de ellos.”

Tras una larga e intensa gestación, Masa y poder se publicó en 1959 y a partir de entonces, estas notas, que se prolongan hasta 1972, cada vez más breves y más concentradas, perdieron su condición ancilar y tomaron una entidad propia, aunque durante décadas se mantuvieron en el terreno de lo privado. Así lo explica Canetti en la Nota preliminar:

Estos apuntes hacía tiempo que habían perdido su carácter de válvula de escape. Ya no surgían bajo la presión de una tarea que me había resultado muy pesada. Si antes tenía a menudo la impresión de que me habría asfixiado forzosamente sin esos apuntes, entonces pasaron a adquirir una legitimidad propia e intangible.

Además de los fragmentos relacionados con la elaboración de Masa y poder, la guerra y el militarismo, la religión y la muerte, la ética y la estética, el poder y el dinero, la música y la literatura, la poesía como forma de conocimiento, la lengua y los animales, la Historia y la Ciencia, la sociedad, la política y la vida en Inglaterra, el exilio en un Londres bombardeado y Goethe, el papel de la técnica y los peligros del progreso, las palabras y el silencio, el pasado y los sueños son algunos de los múltiples temas que aborda Canetti en La provincia del hombre, un conjunto de apuntes que tiene una función vertebral en la configuración de su pensamiento y que puede tomarse como epítome de toda su obra.

Porque, como señaló Sven Hanuschek, editor y biógrafo de Canetti, “la obra principal de Elias Canetti no es Auto de fe ni Masa y poder. La única que lo contiene por entero son sus apuntes.”

Junto con los que recogió luego en El corazón secreto del reloj y en El suplicio de las moscas, estos textos para leer a saltos (el propio Canetti se refería a sus apuntes como «literatura de saltos») constituyen, según todos los especialistas en su obra, la cima intelectual de un autor que, después de Masa y poder, renegó de los sistemas de pensamiento cerrados y se centró en estos textos de escritura plural y proteica, que se mueven entre la anotación diarística, la reflexión y el aforismo, en la estela de sus maestros Pascal, Lichtenberg o Joubert. 

Espontáneos, fulminantes y asistemáticos, estos apuntes expresan no sólo una manera de escribir caracterizada por la brevedad y una concentración progresiva, sino una forma de pensar, un pensamiento aforístico en el que toman cuerpo la impaciencia y el desahogo una vez que se libera de la disciplina agotadora de una obra tan gigantesca como Masa y poder y renuncia al sistema cerrado y al enunciado de la totalidad cuando escribe en un apunte de 1975, “que la esperanza ya sólo radica en lo fragmentario, que ya una totalidad de la vida sólo se halla en lo fragmentario.”

En conjunto, la de Elias Canetti es una de las obras esenciales del siglo XX. No sólo sus imprescindibles Auto de fe y Masa y poder, también los tres volúmenes de su autobiografía, Historia de una vida, o su larga serie de apuntes, con La provincia del hombre como una de sus cimas, son referentes fundamentales en el panorama de la cultura europea contemporánea.

Dejo aquí tres apuntes como muestra:

Algún día resultará evidente que con cada muerte los hombres se vuelven peores.

Nos convertimos en todo aquello que más hemos aborrecido. Todo aborrecimiento ha sido un mal presagio. Nos mirábamos en un espejo deformante del futuro, sin saber que éramos nosotros mismos.
¿Qué tal si no hubiéramos mirado aquel espejo? ¿No habríamos llegado a ser lo que somos?

Me interesan los hombres de carne y hueso y me interesan los personajes. Aborrezco los híbridos de ambos.