19 junio 2025

Tres poemas de La herida y el cuchillo

 



MUSEO DE LOS ERRORES
Con Munch

Fue frágil y violento. Sobrevivió a un naufragio, 
mató a su padre un día.
Quemó templos y naves, salió de un laberinto.
 
Exterminó la vieja memoria de los suyos.
Fundó ciudades de oro y arrasó la tramposa 
nostalgia de las tardes. Fue frágil y violento.
 
Destruyó las murallas de la ciudad del sueño, 
celebró amaneceres y evisceró las aves 
que volvían desde el mar con la luz declinante 
de la tarde de agosto encendida en sus alas. 
 
Inventó paraísos y en la alta noche incierta, 
sin luna y sin recuerdos, abominó del llanto,
vio arder barcos oscuros y campos cereales.
 
Descifró el alfabeto de la traición y un día 
incendió los pinares, envenenó las fuentes.
Desnudó al impostor, descuartizó a su hermano,
repudió sus conquistas, lloró lo que mataba.
 
Viajó por las tinieblas en busca de sí mismo,
imaginó los monstruos que después invadieron
sus torpes pesadillas de cuevas y centellas.
 
Surcó mares sin fondo y arenales desiertos,
erigió faros altos, buceó en las cavernas 
y padeció el insomnio y los claros de luna
en largas noches lentas de fiebre sin sonatas.
 
Al sol menor de enero 
ascendió las montañas y repudió las tumbas.
Despreció en la llanura del páramo de hielo
las plantas que crecían al pie de los ahorcados.
 
Fue frágil y violento. No conoció la culpa. 
Sabía que ejecutaba, sin pasión ni amargura,
la historia universal de la infamia del hombre.
 
Desde jaulas sin tiempo le acecharán los perros.
Ya suenan sus ladridos. 
Ya el viento interminable agita sus harapos.



DESCENDIMIENTO
Van der Weyden
El aire es una urna dorada y sin paisaje.

Diez figuras lo pueblan, serenas o en escorzo, 
parecen esculturas bajo una luz muy fría.

Sobre dos diagonales repetidas,
los cuatro brazos son ballestas destensadas
y un dolor transitivo
desciende por la mano del hijo hasta la madre. 
Su color es más frío que el color de la muerte.

Todo se corresponde con ecos en la escena:
el desorden del pelo,
las transparentes lágrimas, la barba de dos días 
y el alfiler prendido al llanto desolado,
la leve veladura y el paño de pureza 
-la sangre no lo mancha.

Todo se corresponde en rima y simetría:
los labios entreabiertos,
los blancos apagados, el azul lapislázuli,
los rostros desvalidos que miran hacia abajo, 
los gestos solidarios, las manos torturadas, 
los dedos desmayados junto a la calavera:
las armas paralelas del tiempo y de la muerte.

Sin paisaje y dorado, el aire es una urna.




PUNTA SECA
Con Goya

Afilado el acero y aguda la mirada,
el ácido aguafuerte corrosivo es más suave
que la escena real que provoca el grabado:
la ignorancia, el capricho, la muerte y el embuste, 
la guerra y el terror, la crueldad de los lobos,
la agonía del héroe, los pájaros terribles,
la aguatinta, el buril, la luz del aquelarre,
la fiesta de los toros y sus lances famosos,
Pepe Hillo y la fiera, la sombra, el disparate,
el ensueño y la fiebre, la pesadilla oscura
de ese mundo al revés que dejó en sus estampas.


(De La herida y el cuchillo. 
Premio Internacional Ciudad de Las Palmas de Poesía 2025)