Sepulcro en Tarquinia
se abrieron las cancelas de la noche,
salieron los caballos a la noche,
campo de hielos, de astros, de violines,
la noche sumergió pechos y rosas,
noche de madurez envuelta en nieve
después del sueño lento del otoño,
después del largo sorbo del otoño,
después del huracán de las estrellas,
del otoño con árboles de oro,
con torres incendiadas y columnas,
con los muros cubiertos de rosales tardíos
Ese es el memorable comienzo de Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas, que se publicó hace ahora medio siglo, en 1975, y que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las obras imprescindibles de la poesía española contemporánea.
Fechado en Monterosso al Mare en la primavera de 1972, es un largo poema de casi quinientos versos que dio título a uno de los libros más luminosos e intensos de su autor. Sepulcro en Tarquinia es la culminación de la primera etapa poética de Antonio Colinas, atravesada por un culturalismo vivido y por una intensa sentimentalidad neorromántica, por un lirismo telúrico, por una admirable pureza formal y, en definitiva, por una concepción de la poesía como suma de intensidad emocional, de hondo conocimiento y depurada elaboración verbal.
Para celebrar el medio siglo de su publicación, Siruela acaba de publicar una nueva edición conmemorativa, comentada por Isabella Tomassetti y Vicenç Beltran, que resaltan en sus dos ensayos los aspectos poéticos que han hecho de Sepulcro en Tarquinia un clásico contemporáneo: la vinculación entre la cultura y la vida, la sensorialidad de su mirada, su simbolismo arraigado en la mejor tradición europea.
Y así, Isabella Tomassetti, profesora en La Sapienza de Roma, define Sepulcro en Tarquinia en su estudio como “un libro pletórico”, repasa su recepción entusiasta y la bibliografía amplia que ha generado el poema, analiza su construcción y concluye que “a partir de Sepulcro en Tarquinia el itinerario creador de Antonio Colinas fue fecundo y brillante y al cabo de cinco décadas sigue dando frutos espléndidos.”
Organizado en cuatro partes en las que se contraponen equilibradamente las dos primeras, centradas en Italia y en el mundo latino, con las dos últimas, ambientadas en el espacio primigenio del noroeste español vinculado a los orígenes leoneses del poeta.
Tras la transcripción del texto, Vicenç Beltran, de la Academia Nazionale dei Lincei y el Institut d’Estudis Catalans, aborda una profunda y exhaustiva lectura interpretativa del poema, desde el análisis de sus episodios y secciones, entre la descripción autobiográfica y la digresión poética, entre el amor y la muerte, hasta la articulación de su contenido o la constitución de su sujeto lírico, para concluir que “Colinas, poeta metafísico, nos enfrenta al misterio primordial, el sentido de la vida y, sobre todo, la naturaleza e inevitabilidad de su final que han atormentado a la humanidad desde que tomó conciencia de su lugar en el universo.”
El propio poeta aporta en el apartado “Lo que debo decir” una serie de consideraciones generales y objetivas sobre su libro para repasar las interpretaciones que ha suscitado y para reafirmar su “apuesta por el poema que desea ir más allá, por el poema no como «historia» y/o anécdota, sino como totalidad.”
Cierra el volumen un código QR que enlaza a la grabación del poema sinfónico inspirado en Sepulcro en Tarquinia, compuesto por Juan Carlos Ramos y estrenado en La Bañeza el 30 de agosto de 2024.
Esta es la estrofa final del poema central, que da título al libro:
debes saberlo ahora que recuerdas:
jamás llegará nadie a este lugar,
aquí nos trae el mar los peces muertos
y no hay más vida que la de las olas
estallando en la noche de las grutas,
soñarás una barca cada noche,
soñarás unos labios cada noche,
en vano escucharás junto a las rocas,
jamás llegará nadie a este lugar,
recorrerás las salas del convento,
escrutarás la faz de la Diana,
los gatos mirarán la fría aurora,
habrá un fresco con grumos de salitre
en la cripta, sin techo del castillo,
el huracán arrancará geranios,
jamás llegará nadie a este lugar,
jamás llegará nadie a este lugar
y las gaviotas me darán tristeza
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