Una Historia a través del Patrimonio
Un turista inglés sorprendido por Doré mientras arranca un azulejo en la Alhambra,
una ilustración del Voyage en Espagne de Charles Davillier.
El asombroso Transparente de la catedral de Toledo como ejemplo de transformaciones del patrimonio artístico con la rotura parcial de los muros góticos de la girola construida en el siglo xııı. La exuberante obra barroca del Transparente se remató cinco siglos después, en 1732.
El patio renacentista del Palacio de Vélez Blanco, que acabó en el Metropolitan Museum de Nueva York tras pasar por Marsella y París después de que el duque de Medina Sidonia lo vendiera a un anticuario francés en 1904 por 80.000 pesetas.
Son algunas imágenes del monumental España monumental, de Eduardo Manzano Moreno, que publica Crítica en una espléndida edición rematada con una amplia bibliografía que tiene como punto de partida una profunda reflexión sobre el patrimonio histórico y artístico de España, representado por los cuarenta y seis lugares declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco que aparecen en este mapa:
Imágenes que ilustran el primero de los diez capítulos en los que se organiza la obra, una reflexión preliminar sobre el patrimonio histórico en la que Eduardo Manzano reivindica su papel de herramienta al servicio de la ciudadanía para crear la conciencia del patrimonio como presente material del pasado, porque “el patrimonio histórico no puede reducirse a una simple secuencia de estilos y gustos artísticos, sino que permite una interpretación del pasado tan coherente como la que se obtiene con crónicas y documentos.”
“Hace pocos años -recuerda Eduardo Manzano- los dueños de un bar del centro de Sevilla decidieron reformarlo. Cuando los albañiles comenzaron a picar el falso techo que cubría el local, se encontraron con las bóvedas intactas de lo que en pleno siglo XII había sido un baño almohade de época andalusí decorado con pinturas también perfectamente preservadas. La reforma continuó adelante bajo supervisión de los arqueólogos e integró muy bien el hammām medieval en el bar contemporáneo. Impresiona mucho, y da también que pensar que hoy uno pueda tomarse una cerveza bajo los mismos muros que hace ochocientos años servían para que los musulmanes sevillanos se dieran un baño antes de ir a la mezquita, hoy convertida en catedral, situada a escasos metros de allí.”
Y por eso, porque el patrimonio histórico es el presente material del pasado, además de advertir de los peligros de expolios o desapariciones como los del siglo XIX y principios del XX, “hoy más que nunca, es preciso volver a reivindicar su misión como herramienta al servicio de la ciudadanía que ayuda a forjar una conciencia del pasado. Si seguimos aceptando que el patrimonio histórico sea la expresión de la identidad de algunos, la gallina de los huevos de oro de otros, o un parque temático abierto a los caprichos del turismo efímero inevitablemente acabará degradándose de forma irreversible. Y habrá sido nuestra responsabilidad el no haber alertado sobre ello.”
Y tras ese planteamiento previo, España monumental ofrece un admirable recorrido ilustrado por esos cuarenta y seis lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco a lo largo de capítulos como Fósiles, representaciones rupestres y megalitos, Los restos del Imperio, Al-Andalus y el Reino de Asturias, La expansión monumental de la Edad Media, La huella de al-Andalus, El alumbramiento de un imperio, Auge y declive del imperio español o El patrimonio de la burguesía.
Cuarenta y seis lugares que atraviesan tiempos y espacios que permiten trazar Una Historia a través del Patrimonio, como anuncia el subtítulo: desde Atapuerca o las cuevas de Altamira hasta las obras de Gaudí, pasando por monumentos de la Hispania romana, la mezquita de Córdoba, el conjunto arqueológico califal de Medina Azahara, los Monasterios de Poblet y Guadalupe, Compostela y las Ciudades Viejas de Ávila, Salamanca, Toledo o Cáceres, los conjuntos renacentistas de Úbeda y Baeza, el Monasterio y Sitio de El Escorial, el paisaje cultural de Aranjuez, el Palau de la Música Catalana o los Paseos del Prado y el Retiro como paisaje de las artes y las ciencias. O monumentos multiculturales como la Giralda (“en la que se dan cita el pasado romano, el al-Andalus almohade y la España de la Contrarreforma”) y lugares como Cuenca, con testimonios de los distintos periodos históricos que permiten convocar “toda la historia de España en un solo lugar”, como indica el título del último capítulo, dedicado a la ciudad manchega. Porque -afirma Eduardo Manzano- “sin salir de esta ciudad y de su comarca, se puede hacer un recorrido por todas las etapas cronológicas de la historia de España, retratando así un pasado tan cambiante y diverso como trágico en muchos momentos.”
A través de esos lugares se organiza el entramado de un relato histórico que aborda las construcciones megalíticas, las ciudades y la romanización de Hispania, la hegemonía y el fracaso del califato omeya de Córdoba, el mundo de los monasterios, la diversidad medieval, la expansión cristiana y el culto de Santiago, la Sevilla almohade y la Granada nazarí, las torres mudéjares aragonesas, los proyectos y las realidades imperiales, la ruinas, las guerras y los hundimientos.
“Una historia de España que, en lugar de utilizar como hilo conductor a la nación, enhebre el pasado a través de la etiqueta de Patrimonio Mundial de la Unesco es una forma de acudir a la globalidad para sacudirnos tanta historia identitaria como la que hemos venido padeciendo en los últimos tiempos. En esta obra, hablaremos de restos cuyo aprecio universal los convierte en referencia mundial, lo que es también una forma de abrir la historia de este país a unos marcos globales. Los 46 lugares que conoceremos en este libro son tan excepcionales como la propia historia que contienen y constituyen la punta del iceberg de la singularidad patrimonial de la España actual, en donde, junto a los incluidos en esa lista, existen infinidad de restos que, pese a no gozar del mismo reconocimiento, también encierran un valor histórico extraordinario”, afirma Eduardo Manzano.
Esta es la relación completa de esos lugares declarados Patrimonio Mundial en España:
Una relación que expresa la enorme diversidad de espacios, tiempos y culturas que constituyen lo más destacado del patrimonio histórico de España. Porque, como explica Eduardo Manzano, “el pasado de este país contiene una fascinante diversidad de culturas, lenguas, religiones e instituciones políticas que debería ser mejor conocida y valorada. Este complejo y paradójico panorama histórico ha sido, sin embargo, dejado a un lado por historiadores, publicistas y políticos convencidos de que sus propias creencias y valores son los únicos que han existido y prevalecido a lo largo del tiempo. En cambio, cuando se desescombra el pasado de los lugares comunes de unos, de las declaraciones grandilocuentes de otros, o de los agravios acumulados por los de más allá, lo que emerge es un mosaico histórico plural y diverso cuyo conocimiento permite afrontar mejor los retos del presente, pues ayudaría, en mi opinión, a desactivar muchas de las tensiones identitarias que en la actualidad padecemos.”

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