04 julio 2025
03 julio 2025
02 julio 2025
01 julio 2025
30 junio 2025
Poesía clandestina y de protesta política del Siglo de Oro
AL DUQUE DE LERMA
[EL CACO DE LAS ESPAÑAS]
El Caco de las Españas,
Mercurio, dios de ladrones,
y don Julián de traiciones,
se retiró a las montañas,
y en sus secretas entrañas
esconde inmensos tesoros,
no ganados de los moros
como bueno peleando,
mas rey y reino robando
con su legión de cachorros.
Vistiose de colorado,
color de sangrienta muerte,
fin que le dará su suerte
que así está pronosticado.
¡Ojalá fuera llegado!
¡Ah, traiciones nunca oídas!
Esos versos, de unas décimas del Conde de Villamediana contra el Duque de Lerma, forman parte de la estupenda antología reunida en el volumen Poesía clandestina y de protesta política del Siglo de Oro, que acaba de publicar Cátedra Letras Hispánicas con edición de Ignacio Arellano, que ha preparado una antología extensa de la poesía de protesta que circuló clandestinamente en el siglo XVII y que incorpora por tanto poemas escritos en los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Salvo los escritos por Villamediana o atribuidos a su pluma, los textos de esta antología son anónimos por un doble motivo: por su carácter satírico y abiertamente crítico y por su circulación manuscrita. Textos que difícilmente figurarían en una selección de la mejor poesía del XVII y que tienen que aparecer en selecciones temáticas específicas como esta de indiscutible valor histórico y sociológico y de muy discutible calidad poética.
Pese a ese escaso valor literario, esta antología pretende “extender el conocimiento” de aquella poesía clandestina y de protesta política del Siglo de Oro, como explica destaca Ignacio Arellano en un estudio introductorio que aborda la dimensión pragmática de esta poesía satírica ligada a las situaciones políticas que la suscitaron, especialmente en épocas de crisis como la del reinado de los dos últimos Austrias, a los que Arellano vincula las dos etapas fundamentales de esta poesía clandestina.
Como decíamos más arriba, Villamediana, aún en el reinado del tercer Felipe y en su transición al de Felipe IV, es la única excepción al carácter anónimo de estas sátiras políticas, con textos conceptistas que dirigió al Duque de Lerma, a don Rodrigo Calderón, a Pedro Franqueza, protegido de Lerma, o a los que enumera en una letanía satírica contra los mayores ladrones del reino: entre ellos, además de Lerma, el duque de Osuna y el duque de Uceda. A Felipe IV le dirige un largo romance al que pertenecen estos versos:
Desterró a Villamediana
vuestro padre por poeta;
volvelde a vuestro servicio
pues ha salido profeta.
El conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, es el personaje al que se dirige la parte más abundante de estas sátiras e “igualmente abundante -escribe Ignacio Arellano- es la lista de acusaciones: tirano, asesino, hechicero, ladrón, nepotista, ambicioso, hipócrita, traidor, soberbio, sacrílego, hereje…” A ese ciclo pertenece el largo Padrenuestro glosado sobre las calamidades de España, de dudosa atribución a Quevedo, que comienza así:
Felipe, que el mundo aclama
rey del infiel tan temido,
despierta, que, por dormido,
nadie te teme ni te ama;
despierta, rey, que la Fama
en todo el orbe pregona
que es de león tu corona
y tu dormir de lirón;
mira que la adulación
te llama, con fin siniestro,
padre nuestro.
El posterior y calamitoso reinado de Carlos II “multiplicará la poesía satírica, en una verdadera explosión de textos”, señala Arellano, que distingue varios ciclos satíricos en función de los sucesivos validos que ejercen el poder, como Fernando de Valenzuela o don Juan José de Austria, contra el que se dirigen en 1677 las Curiosidades modernas, que comienzan con estas estrofas:
A redimir el mundo por enero
don Juan vino, de manga y con calzones,
con estruendo, con ruido y escuadrones
y otras cosas que dejo en el tintero.
Entró rasgando mantas y garnachas,
haciendo de un sombrero mil girones,
escudriñó retiros y rincones,
con que el mundo llenó de cucarachas.
Luego metió la lanza hasta las cachas
en aquel moro muerto y su dinero
y otras cosas que dejo en el tintero.
Tras su desprestigio y su muerte, le sucedieron primero el duque de Medinaceli y luego el conde de Oropesa. Ambos compartieron “el escándalo de la Cantina” (Nicole Quentin), una favorita francesa de la reina María Luisa de Orleans, que formó una influyente camarilla y provocó todo un ciclo satírico, el ciclo de la Cantina, al que pertenece esta décima:
Desnuda tu fiel montante
contra la perra Cantina
que podrá morder mohína
nuestro león más constante;
vive siempre vigilante
como tan interesado
a la mira desvelado,
porque esta fiera lasciva
aunque desterrada viva
no ha de dar menos cuidado.
Son muestras, en palabras de Ignacio Arellano, de “una sátira aristocrática, impulsada por las élites cortesanas, pero que se proyecta sobre las masas para crear o manipular la opinión pública. La práctica no es nueva, pero en el marco del Siglo de Oro se agudiza de modo especial en la transición del reinado de Felipe III al de Felipe IV, relacionada con los enfrentamientos de facciones nobiliarias.”
Completan la edición, espléndidamente anotada, una amplia bibliografía, un anexo con las fuentes textuales de los manuscritos utilizados para la selección y un práctico índice de primeros versos.
29 junio 2025
28 junio 2025
27 junio 2025
La vida es sueño. Nueva edición
(Sale en lo alto de un monte Rosaura en hábito de hombre de camino, y en representando los primeros versos va bajando.)
ROSAURA
Hipógrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas
te desbocas, te arrastras y despeñas?
Quédate en este monte,
donde tengan los brutos su Faetonte;
que yo, sin más camino
que el que me dan las leyes del destino,
ciega y desesperada,
bajaré la cabeza enmarañada
de este monte eminente
que arruga al sol el ceño de la frente.
Mal, Polonia, recibes
a un extranjero, pues con sangre escribes
su entrada en tus arenas;
y a penas llega, cuando llega apenas.
Bien mi suerte lo dice;
mas ¿dónde halló piedad un infelice?
Con esas espectaculares silvas en boca de Rosaura, la mujer que ha sufrido antes una doble caída (la literal del caballo y la metafórica de la honra perdida), arranca La vida es sueño, una de las cimas literarias del Barroco español.
Es el comienzo deslumbrante desde el doble punto de vista de la teatralidad y la expresión poética de una de las obras fundamentales del teatro español del XVII y “la obra sin duda más conocida y estudiada de Calderón”, como señala Fausta Antonucci en el completísimo estudio introductorio de su nueva edición de La vida es sueño que publica Cátedra Letras Hispánicas.
En esa introducción Fausta Antonucci resume la relación entre la vida y las obras de Calderón (1600-1681), antes de acometer un profundo estudio monográfico de La vida es sueño en casi un centenar de páginas que abordan las claves fundamentales de la obra: la reescritura calderoniana del paradigma teatral del salvaje que habían llevado al teatro varios dramaturgos como Lope (El animal de Hungría y El hijo de los leones), Guillén de Castro (El nieto de su padre) o Vélez de Guevara (Virtudes vencen señales).
Obras cuyos vínculos con La vida es sueño se exponen en esta introducción, que destaca que la presencia en todas ellas de “un protagonista en estado salvaje que, a través de una serie de hechos que demuestran su nobleza, llega a ver reconocido su derecho de heredar el trono” sugiere una posible alusión a la llegada al trono de Felipe IV, un heredero “no corrompido por las hipocresías y malas costumbres de palacio.”
Y pasando del paradigma al sintagma, Antonucci acomete el análisis del contenido de La vida es sueño como obra maestra de profunda originalidad: desde la dialéctica amor/honor y los deberes del príncipe hasta la estructura dramática de la obra y las condiciones de su puesta en escena, pasando por el conflicto torre/palacio, el motivo del horóscopo infausto y la cuestión del género dramático o el haz de significados que genera la obra en torno al proceso simbólico “vivir, soñar, despertar”, tan expresivo de la mentalidad barroca.
Un segundo apartado del estudio introductorio hace un pormenorizado recorrido por las diversas interpretaciones de la obra, que “viene gozando de una fortuna crítica y teatral prácticamente ininterrumpida desde el momento mismo de su creación.” Y a repasar esa recepción crítica se dedica esta segunda parte de la introducción, que aborda desde la importancia en la acción de la discutida presencia de Rosaura a los aspectos formales relacionados con la métrica y el estilo, pasando por el personaje de Basilio y su relación con Segismundo o las interpretaciones de la figura del gracioso Clarín, antes de analizar la historia textual de la obra y sus dos versiones: la que apareció en Zaragoza junto con otras obras de varios autores, seguramente el resultado imperfecto de una copia fraudulenta no autorizada por el autor, y la canónica, que apareció en la Primera parte de comedias de Calderón que se publicó en 1636 en Madrid.
Con un texto cuidadosamente editado y espléndidamente anotado, esta edición irreprochable de La vida es sueño será de referencia ineludible en los estudios sobre Calderón y el teatro áureo.
26 junio 2025
Carreteras que brillan en el bosque
Y nunca será tan tuyo un espacio,
una fuerza, una estela, la sombra
de un álamo de tiempo.
Ni pertenecerás tanto a un hogar.
Como en esos versos, intimidad familiar y paisaje natural conviven en Carreteras que brillan en el bosque, un espléndido libro, a la vez potente y delicado, con el que Ramiro Gairín obtuvo en 2024 el Premio de Poesía Ciudad de Salamanca.
Organizado en dos partes -Merecer los topónimos y Lograr el fuego- cuyos títulos también evocan un lugar de encuentro de lo personal y lo natural, del microcosmos y el macrocosmos, lo abre el poema Todo al cuerpo, que marca territorio poético con estos versos:
El niño solo en brazos halla el aire,
la madre está a menudo muy cansada,
el padre se tropieza con frecuencia.
Alrededor, las cumbres
no pueden prestar siempre su atención;
a veces la ciudad
solo tiene fatigas
para sus hijos pródigos.
Levantar una familia
no es ninguna figura literaria.
Es un trabajo físico
que solo puede hacerse con las manos,
con los pies en la tierra,
ofreciéndose al cuerpo.
Desde la cita inicial, la iluminadora presencia de la poeta Luise Glück se convierte en constante faro de referencia de estas Carreteras que brillan en el bosque. La conjunción de presente y pasado, de memoria y celebración, de comunicación entre el mundo exterior y el interior, de paisaje y biografía, de la naturaleza con la historia personal son algunas de las líneas continuas presentes en estas brillantes carreteras de Ramiro Gairín.
Líneas convergentes en las que ha quedado también la huella benefactora de Claudio Rodríguez para trazar un mapa de afinidades temáticas y tonales, para matizar la mirada y la dicción de un poeta que no oculta su ascendencia, porque esa genealogía no le quita nada a su voz personal.
Los versos iniciales de Alta demanda confirman lo que digo:
Quizá no haya un momento más sagrado,
en el que más encima se nos eche
la mirada de un dios, exista o no;
quizá no haya ocasión mejor
para disolverse en acción, sentir
que la tarea y uno son lo mismo;
quizá nunca se dé una comunión
mayor con lo creado, con lo extinto,
con lo que ha de venir,
con el hilo que a todo nos conecta
Poesía de la mirada y de la meditación vitalista, de la contemplación y el aprendizaje del asombro ante una realidad que otorga sus revelaciones, por estas Carreteras que brillan en el bosque discurren los pájaros y el viento, la paternidad y el árbol, los otoños y los límites del lenguaje, el jabalí mojado y el centro del bosque, el tiempo y los cerezos, transcurren las noches de verano y la hora violeta en un ecosistema poético y vital que respira en todo el libro, donde se refleja “la extraña vibración de la vida / que es vida porque sí.”
25 junio 2025
Obras de D'Alembert
“La obra que hoy iniciamos tiene dos objetivos: como enciclopedia, debe exponer, en la medida de lo posible, el orden y el encadenamiento de los conocimientos humanos; como diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios, debe contener sobre cada ciencia y cada arte, ya sea liberal, ya mecánica, los principios generales en que se fundamenta, y los detalles más esenciales, que constituyen su cuerpo y su sustancia. Estas dos perspectivas, de enciclopedia y de diccionario razonado, determinarán el plan y la división de nuestro Discurso preliminar”, escribía en junio de 1751 Jean Le Rond d'Alembert en el Discurso preliminar, “un manifiesto de la ilustración gala y europea a la vez que el momento culminante del pensamiento humanista de D'Alembert”, según explican Juan Manuel Ibeas-Altamira y Lydia Vázquez en la introducción a su edición de las Obras del enciclopedista francés en Cátedra Letras Universales.
Esa introducción hace un recorrido por la figura y la obra de D'Alembert antes de abordar la recepción en España y América Latina y ofrecer una edición anotada de algunos de los textos más representativos del editor de la Enciclopedia, junto con Diderot. Dos nombres que encarnan como pocos el espíritu abierto y plural del Siglo de las Luces.
D'Alembert fue un polímata brillante que coincidió en el tiempo con otros espíritus enciclopédicos igualmente admirables como el mismo Diderot, Montesquieu, Voltaire, Buffon o Condorcet y proyectó su inteligencia y su sabiduría sobre las matemáticas y la lengua, sobre las ciencias experimentales y la música, sobre la religión, la filosofía o la literatura
Una buena muestra de esa sabiduría plural propia del polímata es el Discurso preliminar con el que presentaba la primera entrega de la Enciclopedia y en el que pasaba revista a todos los ámbitos del conocimiento, las ciencias y las artes.
Además de ese texto fundamental, que se reproduce íntegramente en esta edición, se recogen en este volumen algunas de las entradas que elaboró para la enciclopedia, por ejemplo la que dedicó a definir Diccionario de lengua. Comienza con estos dos párrafos:
Tal es el nombre que recibe un diccionario destinado a explicar las palabras más usuales y ordinarias de un idioma; se distingue del diccionario histórico en que excluye hechos, nombres propios de lugares, personas, etc., y se distingue del diccionario de ciencias en que excluye términos científicos demasiado poco conocidos y familiares solo para los eruditos.
Observaremos en primer lugar que un diccionario de lengua es, o bien de la lengua hablada en el país donde se hace el diccionario, por ejemplo, de la lengua francesa en París, o bien de una lengua extranjera viva, o bien de una lengua muerta.
Se incorporan además en este volumen varias cartas, entre ellas la que dirigió a Rousseau en mayo de 1759 en contestación a la que el filósofo ginebrino le había enviado en 1758 contra los espectáculos teatrales a raíz del artículo que D’Alembert había escrito para la Enciclopedia sobre Ginebra. En aquella famosa polémica, Rousseau había hecho un alegato moral contra el teatro ante el que D’Alembert reaccionó defendiendo no sólo el valor estético y educativo del teatro, sino la necesidad de extender la educación a las mujeres, porque “cuando la luz se difunda más libremente, más amplia y uniformemente, sentiremos entonces sus efectos benéficos; dejaremos de mantener a las mujeres bajo un yugo y en la ignorancia, y ellas dejarán de seducir, engañar y gobernar a sus amos.”
24 junio 2025
Trío de Monterroso
“Mientras leía, una aguda percepción de mi persona me hacía tomar conciencia, en forma casi dolorosa, de que me encontraba en un aula de la antigua e ilustre Universidad de Siena dando cuenta de mí mismo, de mí mismo treinta años antes tal como aparezco en el texto que leía, es decir, llorando de humillación una fría y luminosa mañana a orillas del río Mapocho durante mi exilio en Chile; leyéndolo con igual temor, inseguridad y sentido de no pertenencia, y con la sensación de «qué hago yo aquí» con que hubiera podido hacerlo otros treinta años antes, cuando era apenas un niño que comenzaba a ir solo a la escuela.
Hoy, dieciocho de mayo de 1988, dos años más tarde, en la soledad de mi estudio en la casa número 53 de Fray Rafael Checa del barrio de Chimalistac, San Ángel, de la Ciudad de México, a las once y quince de la mañana, emprendo la historia que no podía contar in extenso aquella tarde primaveral e inolvidable de la Toscana, en Italia, en que me sentí de pronto en lo más alto a que podía haber llegado a aspirar como escritor del Cuarto Mundo centroamericano, que era casi como venir del primer mundo, del candor primero que decía don Luis de Góngora”, escribía Augusto Monterroso en el capítulo inicial de Los buscadores de oro, su memoria del oro de la infancia con Tegucigalpa al fondo, un viaje hacia el origen en busca de una mirada propia en la que se prefigura el destino literario del futuro escritor.
Una memoria habitada por antepasados pintorescos, personajes excéntricos y situaciones premonitorias y metafóricas que evoca en episodios como este:
Una vez más tengo fiebre a la orilla de este río en mi ciudad natal. Veo de nuevo su mansa corriente -tan ajena así a sus terribles crecidas de la época de lluvias- y en la orilla a tres niños buscadores de oro. Uno de ellos soy yo, el menor; los otros me guían, me enseñan a buscar el oro escarbando con las manos entre las piedras verdosas cubiertas de musgo, o removiendo suavemente la arena entre restos de hierro viejo y pequeños trozos de árbol carcomidos. De pronto, el más grande encuentra una delgada y brillante laminita como de diente de oro, que el río ha arrastrado quién puede decir desde dónde y desde cuándo. No me conformo con verla y quiero tocarla, envidiando la gran suerte de mi amigo mayor, quien es el que siempre encuentra las cosas buenas de cada día: los anillos, los pedazos de collar o de arete, las hebillas plateadas con la inicial del nombre de uno, los pares de ojos de muñeca.
Esa memoria primera y esencial que se cierra a los quince años con la despedida triste de la infancia es el eje de Los buscadores de oro, que acaba de aparecer en El libro de bolsillo de Alianza Editorial a la vez que otros dos volúmenes que completan la Biblioteca de autor dedicada a Augusto Monterroso con las rápidas y agudas semblanzas de escritores de Pájaros de Hispanoamérica y los ensayos breves de Literatura y vida, en los que reflexiona sobre la escritura y da algunas claves de su propio mundo literario.
Lo abre un texto titulado llamativamente Cervantes ensayista, que, a partir de la lectura de los prólogos cervantinos, concluye con estas líneas:
Cervantes es quizá también en nuestro idioma el primer ensayista moderno; y que para confirmar esta insólita aseveración no tiene sino que tomarse la molestia de ir a sus prólogos de las partes Primera y Segunda de Don Quijote de la Mancha, el de las Novelas ejemplares y el de Persiles y Sigismunda, en los que observará muy claramente gran parte de lo dicho aquí sobre este traído y llevado género, con la única advertencia de que ni por asomo se acerque al de La Galatea, porque ese es otro asunto y, bueno, mejor ni hablar de él ni recurrir al socorrido principio de que la excepción confirma la regla.
Esa misma agudeza recorre los treinta y siete retratos de escritores hispanoamericanos reunidos en Pájaros de Hispanoamérica, que abre con un prólogo en el que escribe:
Desde mi pequeño estudio oigo el canto de los pájaros en el jardín.
Son pájaros mexicanos, de la ciudad de México, resistentes y, por sus voces, diría que viriles y hasta desafiantes, aunque en ocasiones caigan muertos por efecto del aire enrarecido. Todo los amenaza; ellos cantan.
Lo que aquí presento no son retratos; ni siquiera bocetos o apuntes, sino tan solo el trazo de ciertas huellas que algunos pájaros que me interesan han dejado en la tierra, en la arena y en el aire, y que yo he recogido y tratado de preservar. Charles Lamb declaró en su autobiografía de una página que la acción más importante de su vida había sido atrapar una golondrina en pleno vuelo, y puso a su mano como testigo. Los pájaros que aquí aparecen fueron atrapados por mí en momentos muy diferentes de mi vida y de sus vidas, con mi pluma como único testigo. Teniéndolos enjaulados en diversos libros en los que conviven con especies de otros continentes con las que se entienden bien y a veces mal, quiero ahora ponerlos en un mismo recinto, en el cual, si no libres, estarán por lo menos con los suyos, sin saber si todavía así aceptarán vivir juntos, cosa difícil entre volátiles de diferentes géneros y aun del mismo.
En alguna ocasión declaré odiar las metáforas, y esta, sin sentirlo, se me volvió ya demasiado larga. Pero todo comenzó cuando al idear esta selección el primer nombre que vino a mi mente fue el del poeta Ernesto Cardenal y el del trabajo que sobre él publiqué en mi libro La palabra mágica: «Recuerdo de un pájaro». Solo en este momento reparo en que Cardenal es también nombre de pájaro.
Y con Ernesto Cardenal se abre ese recorrido que fija en las sucesivas estampas de sus páginas momentos significativos, retratos humanos y perfiles literarios de poetas y narradores como Borges y Rulfo, Vallejo y Cortázar, Onetti y Bryce Echenique o el propio Monterroso, “el ornitólogo” que cierra el conjunto con una divertida autosemblanza que comienza con este párrafo:
Sin empinarme, mido fácilmente un metro sesenta. Desde pequeño fui pequeño. Ni mi padre ni mi madre fueron altos. Cuando a los quince años me di cuenta de que iba para bajito me puse a hacer cuantos ejercicios me recomendaron, los que no me convirtieron ni en más alto ni en más fuerte, pero me abrieron el apetito. Esto sí fue problema, porque en ese tiempo estábamos muy pobres. Aunque no recuerdo haber pasado nunca hambre, lo más seguro es que durante mi adolescencia pasé buenas temporadas de desnutrición. Algunas fotografías (que no siempre tienen que ser borrosas) lo demuestran. Digo todo esto porque quizá si en aquel tiempo hubiera comido no más sino mejor, mi estatura sería ahora más presentable. Cuando cumplí veintiún años, ni un día menos, me di por vencido, dejé los ejercicios y me fui a votar.
Y termina así:
El otro día me encontré las bases de unos juegos florales centroamericanos que desde 1916 se celebran en la ciudad de Quezaltenango, Guatemala. Aparte de la consabida relación de requisitos y premios propios de tales certámenes, las bases de éste traen, creo que por primera vez en el mundo, y espero que por última, una condición que me movió a redactar estas líneas, inseguro todavía de la forma en que debe interpretarse.
El inciso e) del apartado "De los trabajos", dice: "e) Debe enviarse con cada trabajo, pero en sobre aparte, perfectamente cerrado, rotulado con el pseudónimo y título del trabajo que ampara, una hoja con el nombre del autor, firma, dirección, breves datos biográficos y una fotografía. Asimismo se suplica a los participantes en verso enviar, completando los datos, su altura en centímetros para coordinar en mejor forma el ritual de la reina de los Juegos Florales y su corte de honor".
Su altura en centímetros.
Una vez más pienso en Pope y en Leopardi, afines únicamente en esto de oír (con rencor o con tristeza) pasar riendo a las parejas normales, en las madrugadas, después de la noche del día de fiesta, frente a sus cuartos compartidos duramente con el insomnio.
Ernesto Cardenal y sus musas, que nunca estaban en huelga; una evocación de Manuel Scorza con su libretita de apuntes; un espléndido análisis de El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias; las “muertes desatinadas” en los cuentos de Horacio Quiroga; Borges (“tan necesario como respirar, al mismo tiempo que tan peligroso como acercarse más de lo prudente a un abismo”) y las diez consecuencias -benéficas y maléficas- derivadas de su lectura, entre ellas “dejar de escribir”, naturalmente benéfica; Juan Rulfo, “el ser humano más natural que he conocido”; Cortázar y las secuelas poco higiénicas que provocó Rayuela entre sus primeras lectoras en los años 60; la sabiduría narrativa de Onetti en sus cuentos, que “no pueden ser muchos, porque el corazón no los resistiría”, son algunos de los autores que revolotean en Pájaros de Hispanoamérica.
Entre lo humano y lo literario, entre la lectura y la amistad, un Monterroso agudo e irónico, que deja en estas páginas estas palabras demoledoras:
Sabido es que los críticos solo se equivocan cuando se trata de obras importantes.
23 junio 2025
Más imágenes de la Exposición Internacional Poética Náutica
𝑯𝒂𝒏𝒈𝒛𝒉𝒐𝒖 𝑪𝒊𝒕𝒚 𝑬𝒙𝒉𝒊𝒃𝒊𝒕𝒊𝒐𝒏: "𝑵𝒂𝒖𝒕𝒊𝒄𝒂𝒍 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒊𝒄𝒔: 𝑬𝒏𝒄𝒚𝒄𝒍𝒐𝒑𝒆𝒅𝒊𝒄 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 𝑺𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍'𝒔 𝑰𝒏𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝑰𝒏𝒗𝒊𝒕𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝑬𝒙𝒉𝒊𝒃𝒊𝒕𝒊𝒐𝒏 𝒐𝒇 𝑴𝒂𝒓𝒊𝒕𝒊𝒎𝒆 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚
--𝑭𝒐𝒓 𝑯𝒆𝒂𝒓𝒕𝒔 𝑻𝒉𝒂𝒕 𝑩𝒓𝒂𝒗𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝑼𝒏𝒄𝒉𝒂𝒓𝒕𝒆𝒅"
The Poetry Box, exhibition wall at the main entrance of the shopping plaza, and poetry on the elevator doors.
We will have multiple exhibition zones. so if you are a participant and have not find your photo here, it will absolutely appear elsewhere several days later, lol.
Participants:
"Pont Naturel" and "Convergent Boundaries" by Yin Xiaoyuan
"Il portolano e le carte nautiche del Medioevo" by Domenico Cipriano (Mimmo Cipriano)
"Observing the Torre de Belém" by George Elliott Clarke
"When Zhou Daguan Encountered Zhenla" by Liu Yage
"Salt Hidden In The Blood" by Arian Leka (Poeteka Albania)
"Narrenschiff (for Darryl Carlyle-Moses) " by Colin Carberry
"Home, home" by Christopher K Konrad
"Cockburn Sound" by Nandi Chinna
"Ile d'Ambre" and "The Mystery of Laotieshan Cape" by Dong Guixin
"El sueño de Magallanes" by Homero Carvalho Oliva
"The lighthouse keeper" by Gabriel Chávez Casazola
"The Artifact"by Michael Shewmaker
"Xiaobaijiao No.1 Shipwreck — Agarwood, Blue-and-White Porcelain and Spanish Silver Coins" by Rick Rugang Ye
"ISLAS COMORES" by Adnan Özer
"The Voyages of Zheng He to the Western Seas" by Gu Jian
"SOBRE EL MAR" by Jorge Solís Llano
"Mediterránea (vagabundos)" by Rafael Morales
"MEDITERRÁNEOS (2)" by Luis Bagué Quílez
"Las tardes navegables" by Santos Domínguez Ramos
"Bali, Indonesia" by Tònia Passola
"Watertight Compartment" by Pan Liming
"Capri" by Pietro Edoardo Mallegni (Pie Mallegni)
"Nella baia di La Paz" by Francesco Macciò
"Floating Water Compass" by Evammayasrutam
"Puerto" by Maria Borio
"Greenverse" by Giuseppe Ferrara
"En el confín del mundo (Ercilla se aleja del grupo y escribe sobre una corteza de árbol)" by Julio Carrasco Ruiz
"Twilight in Porto's Old Town" and "Kraak Ware: Blue-and-White Porcelain" by Wang Baishuang
"Padrão dos Descobrimentos" and "L'Ile aux Cerfs" by Ölmalerico
22 junio 2025
Nautical Poetics, en la universidad china de Hangzhou
Como ya señalé hace unos días, siete poemas de Las tardes navegables forman parte de la selección de 25 textos representativos de la poesía internacional en el marco de una monumental exposición que organiza la universidad china de Hangzhou. Dejo aquí el programa oficial y algunas fotografías de la exposición.
Hangzhou City Exhibition: "Nautical Poetics: Encyclopedic Poetry School's International Invitational Exhibition of Maritime Poetry
--For Hearts That Brave the Uncharted"
The Poetry Box (as the first thing coming upstage).
We will have multiple exhibition zones so not all participants' photos are here in this box.
Participants:
"Pont Naturel" and "Convergent Boundaries" by Yin Xiaoyuan
"Il portolano e le carte nautiche del Medioevo" by Domenico Cipriano
"Observing the Torre de Belém" by George Elliott Clarke
"When Zhou Daguan Encountered Zhenla" by Liu Yage
"Salt Hidden In The Blood" by Arian Leka
"Narrenschiff (for Darryl Carlyle-Moses) " by Colin Carberry
"Home, home" by Christopher Konrad
"Cockburn Sound" by Nandi Chinna
"Ile d'Ambre" and "The Mystery of Laotieshan Cape" by Dong Guixin
"El sueño de Magallanes" by Homero Carvalho Oliva
"The lighthouse keeper" by Gabriel Chávez Casazola
"The Artifact"by Michael Shewmaker
"Xiaobaijiao No.1 Shipwreck — Agarwood, Blue-and-White Porcelain and Spanish Silver Coins" by Rick Rugang Ye
"Islas Comores" by Adnan Özer
"The Voyages of Zheng He to the Western Seas" by Gu Jian
"Sobre el mar" by Jorge Solís
"Mediterránea (vagabundos)" by Rafael Morales Barba
"Mediterráneos (2)" by Luis Bagué Quílez
"Las tardes navegables" by Santos Domínguez
"Bali, Indonesia" by Tònia Passola
"Watertight Compartment" by Pan Liming
"Capri" by Pietro Edoardo Mallegni
"Nella baia di La Paz" by Francesco Macciò
"Floating Water Compass" by Evammayasrutam
"Puerto" by Maria Borio
"Greenverse" by Giuseppe Ferrara
"En el confín del mundo (Ercilla se aleja del grupo y escribe sobre una corteza de árbol)" by Julio Carrasco Ruiz
"Twilight in Porto's Old Town" and "Kraak Ware: Blue-and-White Porcelain" by Wang Baishuang
"Padrão dos Descobrimentos" and "L'Ile aux Cerfs" by Ölmalerico
La exposición, que combina lo literario y lo plástico, tiene como tema las navegaciones oceánicas y se estructura en cuatro módulos temáticos: Geografía Oceánica, Historias de Navegación, Equipos de Navegación y Tesoros del Océano.
Se celebra para conmemorar el inicio de la navegación simbólica de los graduados que se embarcan al culminar sus estudios universitarios en sus propias navegaciones vitales.
Además de los veinticinco poemas seleccionados entre diversas literaturas del mundo, la exposición incluye un abundante material gráfico y se inaugura a finales de este mes de junio en esa ciudad china.
Mis textos han sido traducidos al chino por la poeta Yin Xiaoyuan, fundadora en 2007 de la Escuela de Poesía Enciclopédica y miembro de la Asociación de Escritores de China, de la Asociación de Traductores de China y del Instituto de Poesía de China.
Desde aquí le expreso en público mi agradecimiento por la selección y la traducción de mi poesía a esa lengua tan lejana.
21 junio 2025
Wilde: arte y público
Al público se le ha acostumbrado mal en todas las épocas. Le pide al arte que sea popular, que satisfaga su falta de gusto, que adule su absurda vanidad, que le diga lo que ya ha oído, que le muestre lo que debería estar cansado de ver, que le divierta cuando se siente pesado por haber comido en exceso, y que le distraiga de sus pensamientos cuando está hastiado de su propia estupidez. Pero el arte no debería intentar ser popular. Es el público quien debería intentar volverse artístico.
Oscar Wilde.
El alma del hombre bajo el socialismo.
En El arte del ingenio (epigramas).
Traducción de Beatriz Torreblanca.
Valdemar. Madrid, 1995.