05 marzo 2009

Confesiones de Marina Tsvietáieva


Explicaba Joseph Brodsky en Una poetisa y la prosa (Menos que uno) que la prosa de Marina Tsvietáieva, para él la mejor poeta del siglo XX, no era más que la continuación de su magnífica poesía por otros medios. Las entradas en su diario o sus recuerdos novelados –añadía- recomponen la metodología del pensamiento poético en textos en prosa y son una retirada desde la realidad hasta la infancia.

Lo recuerdo mientras leo la edición de sus Confesiones que ha preparado Tzvetan Todorov y que publica Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores con traducción de Selma Ancira y un abundante y elocuente material gráfico.

Todorov ha ido extrayendo de las obras completas de Marina Tsvietáieva muchos textos de carácter confesional, los ha ordenado, comentado y les ha puesto título: Vivir en el fuego.

Por eso, porque vivió y escribió intensamente en el fuego de Prometeo, en octubre de 1940, diez meses antes de ahorcarse, retocó un verso de Anna de Noailles para hacerlo suyo, para prever su muerte y celebrar por anticipado su destino póstumo:

Y mi ceniza será más caliente que su vida.