16 septiembre 2010

Historia social del flamenco


Canto porque me acuerdo de lo que he vivido, decía Manolito el de María, profundo y casi mendigo, desde su cueva de Alcalá de Guadaira. La historia del flamenco es inseparable del trasfondo social de la Andalucía de la injusticia y de la marginación. De la seguiriya a la soleá, es la historia de las calamidades y la pobreza hechas cante negro de fragua y celda o el cauce de la explosión a compás de la alegría festera.

Con un prólogo de Caballero Bonald llega hoy a las librerías esta Historia social del flamenco que ha escrito Alfredo Grimaldos y publica Península. Un recorrido generosamente ilustrado por la tragicomedia flamenca de la mano de Rancapino, por las alegrías de Cádiz y la prehistoria secreta del cante, por las persecuciones y los fandangos republicanos, por el hambre y los tablaos, por los reservados para los señoritos y el compromiso político de Menese, Gerena y Moreno Galván, por la revolución de Camarón y la situación de los cantes en la era de la globalización.

En la portada, en una fotografía de 1985 en Jerez, Tía Anica la Piriñaca, la que decía que cuando cantaba a gusto le sabía la boca a sangre.