08 noviembre 2010

Ribera de los Alisos


Con Amador Marugán, en la Ribera de los Alisos antes del homenaje a Gil de Biedma


Los pinos son más viejos.
Sendero abajo,

sucias de arena y rozaduras
igual que mis rodillas cuando niño,

asoman las raíces.

Y allá en el fondo el río entre los álamos,
completa como siempre este paisaje

que yo quiero en el mundo,
mientras que me devuelve su recuerdo
entre los más primeros de mi vida.

Un pequeño rincón en el mapa de España
que me sé de memoria, porque fue mi reino.

(...)


Así fui, desde niño, acostumbrado
al ejercicio de la irrealidad,

y todavía, en la melancolía
que de entonces me queda,

hay rencor de conciencia engañada,


resentimiento demasiado vivo

que ni el silencio y la soledad lo calman,

aunque acaso también algo más hondo
traigan al corazón

como el latido

de los pinares, al pararse el viento,

que se preparan para oscurecer.

Algo que ya no es casi sentimiento,
una disposición de afinidad profunda
con la naturaleza y con los hombres,

que hasta la idea de morir parece
bella y tranquila. Igual que este lugar.

Jaime Gil de Biedma