30 septiembre 2011

Dos novedades de Barataria



Barataria empieza la temporada con dos novedades narrativas.

La primera, en la colección Pasos perdidos, es Cutter, una novela de Yves Ravey. La mirada de un muchacho que narra y no entiende ni enjuicia ni va más allá de su propia inocencia y de las conversaciones que escucha o mantiene es el eficaz punto de vista narrativo que emplea Yves Ravey (Besançon, 1953) en esta novela que apareció en 2009 y que ahora publica en español Barataria con traducción de Santiago Martín Bermúdez.

Con una sintaxis rápida y cortante como la del cutter del título, Lucky, un adolescente huérfano que vive en un centro de menores y trabaja un día a la semana en el jardín del matrimonio Kaltenmuller, es el narrador-testigo, el observador inocente y neutral de un crimen burdamente maquillado de suicidio.

Gestos, acciones, movimientos, diálogos son las referencias de una narración conductista que nunca aborda el interior de los personajes, como es lógico en una novela que se levanta sobre el secreto y el encubrimiento, sobre vidas turbias que el narrador presenta con distancia porque no atisba el fondo del asunto y asiste perplejo a la explosión de violencia que cae sobre los demás y sobre él mismo.

Desarrollada con el ritmo vertiginoso de la frase corta, Cutter es una novela absorbente, una narración tan eficaz y tan implacable como la investigación y los interrogatorios del inspector Saul, que acaba desentrañando las claves del asesinato.

Y más allá de la mera superficie de la investigación policial de un crimen, esta obra construye una metáfora de la violencia en las relaciones sociales, de una violencia que crece por momentos, invade el relato y contrasta con la perspectiva inocente del narrador.

Un relato enérgico e incisivo como el cutter que recorre incisivamente la obra desde el episodio inicial de castración animal hasta la explosión de violencia final.

La otra novedad es una novela de Conrad, uno de los autores más queridos por esta editorial, que inauguró con El negro del Narcissus su serie Bárbaros, a la que se incorpora, con traducción de Adrià Edo, La locura de Almayer, la continuación de Un paria de las islas.

La continuación, sí, aunque la escribió un año antes, con lentitud, y la publicó en 1895, casi simultáneamente en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Fue una novela en la que Conrad desahogó sus traumas y proyectó buena parte de sus insatisfacciones, pero sobre todo fue una obra decisiva en su carrera literaria, porque la buena recepción que obtuvo este libro saludado como poderoso y profundo por la crítica periodística de la época animó a su autor a dedicarse profesionalmente a la literatura:

El señor Conrad puede seguir adelante, y con confianza -escribía Henry Norman en la reseña que apareció en el Daily Chronicle-; encontrará a su público, y merece un reconocimiento.