El perfil de la torre
Memoria y paisaje, temporalidad y literatura, rostros y lugares habitan los versos de El perfil de la torre, el libro de Antonio Linares que publica Baile del sol.
Las cinco partes en las que se organiza están unidas por una misma voz elegiaca y celebratoria, por una mirada que desde el presente se remonta al pasado o evoca ciudades como Salamanca, Lisboa o Puerto de Santa María, con un dolorido sentir que se consuela con la música de Bach o con la palabra que se enfrenta al silencio, con una luz que no se apaga con la lluvia ni con los presagios de ceniza, ni con los atardeceres que diluyen el paisaje.
Estos poemas viven en el sueño, e y respiran la plenitud del fuego que robó Prometeo, el mismo fuego que derritió las alas de Ícaro, el mismo fuego en el que arden las palabras de los poetas a los que Antonio Linares homenajea en este libro: Hölderlin, Leopoldo María Panero o el romántico inglés al que le dedica el poema En la cremación de Shelley:
¡Cómo nos equivocamos!
La sombra de un frío invisible
flota sobre nosotros
en esta hora cruel.
Tú que lloraste por Adonais
entregas la vida bajo su nombre;
y ahora, inmóvil, golpeas con tus cenizas,
amortajado de fuego y arena,
nuestros rostros sin sangre.
Ariel ha despertado a la serpiente
con la espuma helada
de la yerma tempestad,
Ariel ha arrancado nuestro latido
contra la noche de llanto
para labrar esta sima.
Muerte reafirmada
con el perfume de trinitarias
en este mundo que ahora se pierde
en la barca de tu espíritu.
Lloramos por ti, lamentamos tu muerte
y como sombras turbias velamos
el frío de este fuego
sin malgastar temor ni esperanza.
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