Camba, medio siglo después
Hace unos días, el 28 de febrero, se cumplían cincuenta años de la muerte de Julio Camba. Y en su memoria y homenaje se recuperan casi simultáneamente dos títulos de quien fue uno de los mejores prosistas de la primera mitad del siglo XX.
Reino de Cordelia publica, con prólogo de Francisco Fuster García, Playas, ciudades y montañas, un libro de juventud que apareció en 1916 y recoge las experiencias de Camba en tres escenarios muy distintos –Galicia, Francia y Suiza- unidos por la misma mirada personal del autor y por una prosa que une la agilidad y la precisión del periodismo a una alta calidad estilística. Es este un Camba que está entrando en la madurez literaria y que se revela ya dueño de un mundo propio en el que caben la seriedad y el humor, el campo y la ciudad, el pasado y el presente.
Un Camba que iría creciendo en los años posteriores y que resumiría su trayectoria literaria cuarenta años después en el volumen Mis páginas mejores, que ahora rescata Pepitas de calabaza con prólogo de Manuel Jabois.
En aquel tomo, que publicó Gredos en 1956 y que después de varias reediciones era ya inencontrable, Camba había seleccionado los textos que le parecían más representativos de su obra, los agrupó en diversos apartados temáticos y los presentó con un comentario inicial de cada capítulo y con una justificación del sentido de la antología:
No creo que sea tarea demasiado difícil para un escritor esta de seleccionar sus mejores páginas. En último término se seleccionan las peores y se descartan, se hace una segunda selección, que es descartada a su vez, y se continúa así hasta que, descartado ya todo lo descartable, no le queden a uno en la mano más páginas que las estrictamente necesarias para formar un volumen. Entonces se cogen estas páginas, se ordenan y se le presentan al público diciéndole:
—He aquí mis páginas mejores. Las otras son también bastante buenas, no se vayan ustedes a creer. Tienen forzosamente que ser buenas porque lo mejor solo puede salir de lo bueno, pero estas les dan ciento y raya a todas las demás, y yo me apresuro a ofrecérselas a ustedes ahora en este tomo para solaz y edificación de su espíritu.
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