13 marzo 2012

Viajes


Ciencia ficción antes de la ciencia ficción era el elocuente título del texto de Pollux Hernúñez que está en el origen de La prehistoria de la ciencia ficción. Del tercer milenio AC. a Julio Verne que acaba de publicar Rey Lear en su colección de Breviarios.

Espléndida y generosamente ilustrada, es una breve y esclarecedora aproximación a la literatura fantástica en la variante de la ficción científica mal llamada «ciencia ficción» en una apresurada traducción del sintagma Science fiction.

Pero por encima de cuestiones terminológicas, esta rama de la literatura fantástica responde a una tensdencia que ha alimentado la literatura universal de todos los tiempos desde la antigüedad épica de Gilgamesh.

Por eso Pollux Hernúñez se ha centrado sólo en la prehistoria del género, desde la nave que Gilgamesh construyó para enfrentar el diluvio universal, los trípodes semovientes que fabricaba Hefesto en la Iliada o el hombre invisible que imaginó Platón en la República.

Entre el Libro de los muertos y el Frankenstein de Mary Shelley que cierra la fase de la protociencia ficción, este volumen recorre la prehistoria mágica o mitológica de la ciencia a través de textos de todas las épocas y culturas en las que se aborda lo sobrenatural, lo inexplicable o lo visionario en la Biblia o la mitología clásica del Mediterráneo, en las leyendas orientales, en la Divina Comedia, Las mil y una noches o las novelas de caballerías hasta culminar en las tendencias evasivas de la ensoñación romántica.

La imaginación y la ucronía son tendencias universales que se proyectan hacia el pasado para engendrar la imagen de una edad de oro, de un pasado mítico o paradisiaco.

Cuando esa conjunción imaginativa mira hacia el futuro, la literatura resultante se llama ciencia ficción, un concepto tan contradictorio y quebradizo como los dos términos que lo componen.

En todo caso, en esa búsqueda de los límites que es la ciencia y que antes fueron la alquimia, la magia o la literatura, tienen una importancia central el tiempo y el espacio, el viaje temporal al pasado o al futuro, la evasión a lugares desconocidos, remotos o imaginarios; a la luna, al espacio exterior o al centro de la tierra.

Y un viaje es también, como explica Eva Orúe en su prólogo, lo que proponen los seis relatos de Gorki que publica Reino de Cordelia con el título genérico Los vagabundos.

Inéditos algunos en español, descatalogados otros, escritos en primera persona con la fuerza del narrador testigo, un Gorki aún joven los escribió entre 1895 y 1899 y proyectó en ellos parte de su experiencia personal, pero sobre todo su defensa del individuo, su concepto radical de la libertad frente a las prescripciones sociales y las injusticias y su rebeldía reivindicativa.

Seleccionados y traducidos por Sara Gutiérrez, son un viaje al frío y a una Rusia que más que un vastísimo territorio es un estado de ánimo.