18 septiembre 2012

Dos novedades de Páginas de Espuma




Páginas de Espuma inicia la temporada editorial con dos llamativas novedades en su colección Voces.

En primer lugar, El deseo de lo único, una espléndida recopilación de ensayos, artículos, prólogos y diálogos de Marcel Schwob preparada por Cristian Crusat.

El volumen se abre muy acertadamente con una conversación de 1891, inédita hasta ahora en español y que anuncia como una obertura los temas y los enfoques que desarrollaría a lo largo de su obra un Schwob que en aquel momento no había publicado aún su primer libro de cuentos.

El arte –afirmaba- es lo contrario de las ideas generales, no describe sino lo individual, no desea más que lo único.

En esa declaración está la raíz del título elegido para esta reunión de textos que resumen la obra crítica de Schwob, que –ajeno a las corrientes historicistas y a la crítica psicologista del positivismo- revela lo que de verdad importa: el juicio subjetivo de un lector excepcional.

Estos textos conforman lo que podríamos denominar la “poética de la ficción” de Marcel Schwob,
escribe Cristian Crusat en Breve retrato y fortuna de un homo duplex, el prólogo que abre esta edición de ensayos que ha traducido con Rocío Rosa.

Como indica el subtítulo, estos textos trazan una teoría de la ficción que Schwob no sistematizó, pero que se deduce de los diversos artículos de crítica literaria que publicó el autor de Vidas imaginarias.

La otra novedad es Casa de muñecas, una colección de microcuentos, magníficamente ilustrados por Sara Morante, con los que Patricia Esteban Erles entra en el terreno del cuarto género narrativo.

Organizado como una casa de muñecas en diez ambientes con diez microrrelatos cada uno y tres itinerarios posibles en la Hoja de ruta inicial, es una incursión en lo inquietante, en lo que está a medio camino entre la realidad y el sueño, entre lo diurno y lo nocturno, entre la inocencia y la maldad, entre la luz y la oscuridad, entre la lucidez y la locura, entre lo que se dice y lo que se calla.

Con esos materiales, manejados con soltura, astucia y sabiduría por Patricia Esteban Erles, se construye el misterio que aterra y atrae desde su fondo turbio al lector a un cuarto de juguetes con una muñeca fatal, a un dormitorio infantil con terrores nocturnos, a un cuarto de baño con un niño jabón o a una biblioteca con fantasma.

Tarde se le advierte de que Nadie debería jugar con una casa de muñecas.