08 junio 2014

La crítica en días de tuits


Ilustración de  EVA VÁZQUEZ


La crítica en días de tuits es el título del reportaje que firma en Babelia Ricardo de Querol con esta entradilla: Los prescriptores literarios compiten con blogs y espacios en redes. ¿Quién es el influyente?

Dejo aquí algunos párrafos elocuentes y se los dedico a la clarividencia del sedicente editor local que me habló un día de los blogs locales (sic) y me dejó una muestra de la perspicacia que luego ha acompañado su trayectoria.

Y ahora, ¿de quién se fía el lector? Si la referencia era la crítica, la que se ejercía desde periódicos y revistas por profesionales reconocidos, ¿es eso igual hoy? La crítica se ejerce al modo de siempre en las publicaciones tradicionales, sea en papel o en la web, y también en nuevos medios solo digitales, pero compite con una legión de blogueros más o menos aficionados, más o menos solventes; y con miles de mensajes breves que se intercambian en las redes sociales recomendando tal o cual libro. Así que el boca a boca, al final el gran motor de la lectura, se traslada a redes donde la gente no se conoce físicamente, pero descubre afinidades y crea comunidades. Entonces, ¿quién es el prescriptor cultural en la era digital?

Al escritor Alberto Olmos se le considera un crítico despiadado cuando escribe en su blog bajo el alias Juan Mal-herido. Su diagnóstico es rotundo: "La crítica literaria es el estamento más deteriorado de todo el entorno editorial. Un editor me dijo que solo afirmar en Twitter que una novela te ha gustado —si el afirmante tiene varios miles de seguidores— le vale tanto, en términos de promoción y comercialización de la obra, como una reseña de cierta extensión". Olmos defiende que "cualquier blog literario que se haga popular tiene un mérito inmenso y deja en ridículo a todos aquellos que firman semanalmente en prensa escrita". Y a quienes recelan del amateurismo de los blogueros les responde: "No hay más inteligencia ni más conocimiento ni más perspicacia ni interés en una reseña profesional (esto es, pagada) que una hecha por amor al arte".

Vicente Luis Mora, escritor y crítico, autor del ensayo El lectoespectador y del blog Diario de lecturas, niega la distinción entre articulistas según escriban en grandes medios o en bitácoras. "Este debate durará lo que dure el prejuicio de consideración de que el papel es un síntoma de calidad: muchos años para la gente de bastante edad, relativamente pocos para generaciones intermedias como la mía y nada para los más jóvenes, para quienes la crítica en papel no solo es antediluviana, sino que nunca ha tenido para ellos ningún valor como prescriptora". Mora ve ventajas en los blogs, desde la mayor libertad de espacio y de forma hasta "la posibilidad del crítico criticado, que puede ser contestado o corregido en el mismo lugar de la publicación y a los cinco minutos de colgarla, tanto por los lectores como por el propio autor del libro". Su conclusión es que tanto el crítico de grandes medios como el bloguero independiente construyen su propia autoridad. "¿Cuál es la diferencia? No hay diferencia. Solo hay dos tipos de críticos literarios: buenos y malos, escriban donde escriban".

Son distintos diagnósticos sobre el estado de la prescripción literaria en tiempos confusos. Los críticos tienen ante sí más lectores que nunca. Pero ya no están solos en el debate público sobre los libros. Las voces de referencia suenan entre muchas otras que animan el debate. El buen lector sabrá encontrar la excelencia. En cualquier formato. El papel no es la cuestión.