El ciervo es un viento oscuro
El ciervo es un viento oscuro… Al eliminar el «como» (puentecito de condescendencia, metáfora para la inteligencia), los poetas no perpetran audacia alguna; expresan simplemente el sentimiento de un salto en el ser, una irrupción en otro ser, en otra forma del ser: una participación. Pues lo que el poeta alcanza a expresar con las imágenes es trasposición poética de su angustia personal de enajenamiento. Y con nuestra primera pregunta: ¿Por qué es la imagen instrumento poético por excelencia?, enlaza ahora una segunda de mayor importancia: ¿Por qué ansia el poeta ser en otra cosa, ser otra cosa? El ciervo es un viento oscuro; el poeta, en su ansiedad, parece ese ciervo salido de sí mismo (y con todo siempre ciervo) que asume la esencia del oscuro viento. Paradójicamente podríamos emplear a nuestro turno la analogía y sostener que también el poeta (hacedor de intercambios ontológicos) debe cumplir la forma mágica del principio de identidad y ser otra cosa.
Julio Cortázar.
Para una poética.
En Obra crítica /2.
Edición de Jaime Alazraki.
Alfaguara. Madrid, 1997
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