22 noviembre 2015

Atlas de la España imaginaria




Jauja no es jauja. Jauja es un pueblo de apenas 1.000 habitantes situado en la frontera entre Córdoba y Sevilla que poco o nada se diferencia de cualquier otro de Andalucía. Nada que ver, por tanto, con el imaginario lugar que Lope de Rueda describe en La tierra de Jauja, el paraíso donde a la gente le pagaban por dormir, los árboles daban buñuelos en vez de fruta y las calles estaban pavimentadas con yemas de huevo. La Jauja cordobesa (que rivaliza con la otra Jauja, la de Perú, mayor y más conocida, por ser la verdadera del cuento) es un poblacho andaluz ni mejor ni peor que todos los de su tamaño.
Así comienza “Esto es Jauja”, el primero de los siete capítulos del Atlas de la España imaginaria, en el que Julio Llamazares reúne los textos que se fueron publicando en sucesivas entregas en el Magazine de La Vanguardia con las fotografías de Navia que también se recogen en un espléndido volumen ilustrado que edita Nórdica con ilustraciones de David de las Heras.
Un peculiar libro de viajes por algunos de los lugares emblemáticos de la España mítica: además de “Esto no es Jauja”, los seis capítulos restantes viajan a Babia, a Pinto y Valdemoro, a la ínsula Barataria, Las Batuecas, los cerros de Úbeda y Fuenteovejuna. Lugares que existen y en los que el imaginario popular ha proyectado a través de dichos tradicionales el ensimismamiento, la duda, las ensoñaciones, la distracción, la huida dialéctica o la unidad.
“Esta obra no es un diccionario de mundos fabulosos – escribe Pedro García Martín en el prólogo, “Nostalgia del paraíso”-. Julio Llamazares, curioso pertinente, pintor de paisajes geopoéticos (...) viaja en persona desde unos tópicos lingüísticos hasta sus orígenes. Contrasta la lírica de la fantasía con la realidad prosaica. Desmitifica la toponimia mágica poniéndoles rostro a los vecinos de carne y hueso que habitan esos lugares. Y no marcha solo en esta aventura. Le acompaña un imaginero de semblanzas, un cazador de horizontes, como es Navia. Ilumina su texto un ilustrador de escenas de cuento como es David de las Heras. 
Y al final de esta andanza de nuestro escritor, tras cartografiar los confines del atlas de la España imaginaria, los lectores ávidos de odiseas anhelamos disfrutar con su cuaderno de viaje. Necesitados, como estamos, de cuentos al amor de la lumbre, de relatos al solaz de los jardines.”