Jesús María Gómez. El tacto de lo efímero
REENCUENTROS
Por encima de las gaviotas,
de la maltrecha anatomía de las mareas,
nos enroscamos ahora
sin guardar respeto a los volcanes,
desvalijada la edad en que fuimos cómplices
del mismo idioma,
aún digerible,
de la vida.
Es hora de que hablemos ese lenguaje
que solo a nosotros nos pertenece.
Estrechémonos,
como trozos de barro
en un único alfar.
Ese texto cierra El tacto de lo efímero, la nueva versión de un libro que Jesús María Gómez publicó en 2004 en la colección Alcazaba de la Diputación de Badajoz y que acaba de reeditar en Vitruvio con una nota final en la que aclara que de esta reelaboración resulta, aunque con el mismo título, una obra diferente, más madura -añade este lector-, más marcada por el paso del tiempo, que ha ido dejando ausencias y heridas, vacíos y cicatrices, y por la distancia serena con la que el poeta ha vuelto a un libro cuya médula poética es esencialmente la misma en su temática y en su tonalidad.
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