31 julio 2016

Wislawa Szymborska. El poeta y el mundo


No es accidental que las biografías fílmicas de grandes científicos y artistas sean producidas a raudales. Los directores más ambiciosos buscan reproducir convincentemente el proceso creativo que condujo a importantes descubrimientos o al nacimiento de una obra maestra. Uno puede representar ciertos tipos de labor científica con algún éxito. Laboratorios, diversos instrumentos, maquinaria compleja traída a la vida: tales escenas pueden atrapar el interés de la audiencia por un rato. ¿Y esos dramáticos momentos de incertidumbre semejantes a la expectativa de realizar un experimento con alguna modificación, conducirán finalmente al resultado deseado…? Las películas acerca de pintores pueden ser espectaculares, pues van recreando cada etapa de la evolución de una pintura famosa, desde el primer trazo del pincel hasta el último retoque. La música se sublima en cintas acerca de compositores: El primer compás de la melodía que resuena en los oídos del músico finalmente emerge como un trabajo maduro en una forma sinfónica. Por supuesto todo esto es bastante ingenuo y no explica el raro estado mental popularmente conocido como inspiración, pero al menos hay algo que ver y escuchar.
Sin embargo los poetas son los peores. Desesperanzadoramente su trabajo no es fotogénico. Alguien se sienta a la mesa o se tiende en un sofá mientras observa inmovilizado la pared o el techo. De vez en cuando esta persona escribe siete líneas sólo para omitir una de ellas quince minutos después, y luego otra hora pasa, durante la cual nada ocurre… ¿Quién podría soportar ver algo así?

Wislawa Szymborska.
El poeta y el mundo.
Traducción de Olga Rojas.