23 agosto 2016

El arte de birlibirloque



Hay dos clases de toreros solamente, como dos clases de artistas y de hombres, en general: los que van a buscar al toro, y los que esperan a que el toro les venga a buscar. El torero que va a buscar al toro, lo hace por ignorancia y por miedo: por ignorancia porque no sabe situarse, colocarse en su sitio, que es donde el toro le tiene que encontrar: la suerte; por miedo, porque quiere saber a qué atenerse, sin riesgo de azar, y ganarle al toro, ventajosamente, por la mano: la trampa. El mal torero, como todo artista malo, confunde el arte con la estrategia: la exactitud, con la oportunidad. 
– Pies, ¿para qué os quiero? 
– ¿Pues para qué nos vas a querer? Para torear.
Si el torero se quita saliendo por pies, como aconseja Pepe-Illo, cuando el toro llega y él no está en suerte, hace perfectamente: lo mismo hace el toro. 

José Bergamín.
El arte de birlibirloque. 
Renacimiento. Sevilla, 2016.