06 septiembre 2016

Ignacio Padilla. Cervantes & compañía


Nada hay más dañino para la memoria de un autor y la trascendencia de su obra que el estigma de la perfección. De la misma manera en que los héroes de la corrección política no acaban de producir una obra que valga el papel en que se imprime, los incorruptibles de la forma y la lengua apenas generan capítulos, líneas o personajes memorables. Los réprobos, en cambio, siguen renovando nuestro idioma y nuestra literatura. Lo hacen porque no tienen nada que perder ni esperan ya la salvación que les ganaría defender, respetar o siquiera conocer de punta a cabo la anquilosada premática de una lengua que nunca bastará por sí misma para expresar cuanto atormenta al hombre. De sus plumas surgen las obras imperecederas porque nunca las pretendieron perfectas, o porque en verdad hace falta genio para estimar el error en su justa medida y reconocer que todo intento por expresar con palabras el espíritu es afortunada e irremediablemente menor que el propio espíritu.

Ignacio Padilla.
Cervantes & compañía.
Marginales Tusquets. México, 2016.