17 mayo 2017

Nelson Galtero, El secuestro


Un protagonista –Martín- en una situación límite, sometido a un secuestro absurdo y amable, pero a un secuestro que dura cerca de un año. Un personaje en medio de una habitación en unas circunstancias kafkianas entre las que por no faltar no falta ni un agrimensor que mide cosas más abarcables que el terreno que rodea el castillo al que intentaba llegar K.
Pero no se engañen: el que se pone el reto de afrontar esa situación límite, porque quiere y porque puede resolverla, es el autor, Nelson Galtero.
Y lo hace - lo verá quien lo lea- con solvencia y desenfado, porque a partir de ese planteamiento lleno de acechos todo en El secuestro es un brillante ejercicio de virtuosismo narrativo, una demostración de sentido del ritmo en un relato sostenido con un excepcional talento narrativo y con una admirable capacidad para manejar el diálogo, el papel del narrador y ese difícil estilo indirecto libre que deja al descubierto las limitaciones del mal novelista.
No es el caso de Nelson Galtero, un escritor en las antípodas de quienes conciben la creación literaria como una variante prestigiosa del sufrimiento vulgar. Resuena detrás de cada una de estas páginas el eco divertido de la risa inteligente de su autor.
Y esa diversión, ese ejercicio gozoso de la literatura se lo traspasa al lector en cada uno de los párrafos de esta novela corta, en la que se exploran con rigurosa seriedad creativa los límites de la ficción y la realidad.
Páginas en las que la literatura y el gusto de narrar se manifiestan en estado puro. Gozosamente puro. Ningún libro mejor que este para inaugurar una colección en la editorial Seurat, que tiene por delante un recorrido tan prometedor como el que le espera al narrador admirable y epifánico que es Nelson Galtero, que –como su protagonista- “en algún momento entendió que una frase era un conjuro: uno se descuidaba, sobrecargaba una idea con una sílaba, y lo que pretendía ser una lluvia de fuego infernal terminaba siendo una meada triste en un bar.”




Este es el texto que escribí para la contraportada de El secuestro, una estupenda novela corta de Nelson Galtero que llega estos días a las mesas de novedades publicada por Seurat Ediciones