06 junio 2018

Boris A. Novak. Padre



PADRE 
Mientras los padres viven, con sus cuerpos
están entre la muerte y nosotros, sus hijos:
miramos el destino como a través de un velo.

Sentí dolor al ver tus manos secas
cuando moriste, oh padre mío único:
aún tuyas, y ahora ajenas, se sumieron

tan hondas que no pude yo alcanzarlas,
en el aire, muy cerca, aquí, en la fuente
de las lágrimas, donde tiendo mi rostro y lloro.

Aquella tarde grande, aterradora,
justo al lavar tu cuerpo ya marchito,
por devolver bella inquietud al mundo,

yo asumí claramente, como un cristal, perplejo,
mi propia muerte humana: ahora el padre soy yo,
yo la herida desnuda que exasperadamente

va protegiendo al hijo del golpe del granizo
con la sola extinción del cuerpo propio
que crece en la memoria hacia el futuro

y canta, ritmo en danza, la nieve del adiós.
Vuelo hacia el otro lado, según la ley del ave
migratoria, y llorando, vuelvo a ti,

padre mío.

Ese es uno de los textos que forman parte de El jardinero del silencio y otros poemas, la antología poética del esloveno Boris A. Novak (Belgrado, 1953), poeta y traductor, ensayista y catedrático de Literatura comparada en la Universidad de Liubliana. 
Con selección y prólogo de Laura Repovš, autora también de la traducción junto con Andrés Sánchez Robayna, esta antología que publica Galaxia Gutenberg recoge cuarenta años de escritura y muestras de quince libros de Novak en un volumen que toma su título de un libro de 1990 en el que ya se presagiaba el tono elegíaco que atraviesa su poesía, anclada en la memoria personal y colectiva, en versos como estos:

¡Oh niño en el jardín,
el jardín en la rosa 
y la rosa en la mano de ese niño, 

oh juego, infancia de la muerte!