Enrique Zumalabe. La lluvia o la mañana
No todo está perdido: el mundo gira
y está girando siempre. Este mutismo,
esta paz que se toma por mandato,
probablemente es una consecuencia
debida a su incansable movimiento.
No todo está perdido: permanecen
los puentes, los helechos, las palomas.
Es un gesto el paisaje. Sobrevive
mitigando el latido de la angustia,
de esa premonición que nace en el abismo.
Ese es uno de los poemas de La lluvia o la mañana, el libro
que Enrique Zumalabe publica en Siltolá Poesía.
Un libro en el que el paisaje y la memoria construyen las
diversas imágenes de la temporalidad en una poesía de la mirada que se proyecta en una desolada meditación
existencial.
Entre un pasado que se desvanece y un presente que es la
antesala inmediata del abismo, queda la tregua del recuerdo, la experiencia amorosa o el temple de estos
versos, cuando
Lo que resta es tan sólo
la lluvia o la mañana.
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