21 julio 2018

Luces y sombras de un payaso




"Buster Keaton dijo de Marcelino Orbés que «fue el clown más grande que jamás vi» y Charles Chaplin lo reconoció como referente y figura inspiradora. El payaso Marcelino trabajó también con Harry Houdini, el ilusionista y escapista austrohúngaro nacionalizado estadounidense, especialista en deshacerse de toda suerte de cuerdas, esposas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo. Por no mencionar su capacidad para salir de cajas fuertes arrojadas al mar o sus habilidades para liberarse de camisas de fuerza colgado boca abajo en los rascacielos neoyorquinos. Chaplin, que tanto había admirado a Marceline y que envió una corona de flores al entierro del jaqués, pasó de ser un desconocido a comienzos del siglo xx a convertirse en una de las personalidades mundiales más famosas y celebradas de toda la primera mitad de esa centuria. Seguidor de la tradición del music hall, Chaplin acertó a captar los estados de ánimo, las esperanzas y temores que estaban en el aire y hacían reaccionar a la gente. Sin embargo, su cómico de referencia, Marcelino, pasa desapercibido o ni siquiera se le dedica una triste línea en cualquier antología del circo, del humor o del espectáculo. Permanece en una discreta penumbra, muy lejos de los focos que lo acompañaron en vida", escribe Alberto Sabio en el prólogo de Marcelino. Muerte y vida de un payaso, de Víctor Casanova, que publica Pregunta ediciones.

Escrito con una técnica contrapuntística en la que se alternan la figura del biógrafo y el biografiado, este libro es un documentado recorrido que reconstruye la muerte y la vida del personaje y de la persona de Marcelino Orbés (Jaca, 1873- Nueva York, 1927), pero es también el relato vibrante de esa búsqueda por parte del autor desde Nueva York.

Espléndidamente editado y apoyado en un abundante material gráfico, es también una reflexión sobre el triunfo y el fracaso a través de una estrella fugaz que obtuvo un enorme éxito en el Hippodrome de Nueva York, el teatro-circo más grande del mundo con más de cinco mil localidades, perdió el favor del público, inspiró a Chaplin para perfilar la figura del payaso fracasado de Candilejas y murió con seis dólares en el bolsillo. Desde entonces yace en una tumba sin nombre en el cementerio de Kensico donde estuvo también enterrado Fernando de los Ríos.

Más allá de su trayectoria artística, más allá de las luces del éxito y de las sombras del fracaso del personaje público, Casanova indaga también en las circunstancias de la persona que se esconde detrás de la máscara y del maquillaje: su desarraigo y sus problemas matrimoniales, sus reveses económicos y su crueldad privada o sus negocios fracasados.
  
Un panorama con más sombras que luces que se cerró la madrugada en que decidió desaparecer de verdad, no como hacía su amigo, el ilusionista Houdini.