15 septiembre 2022

Totémico Ferlosio



“Ni literato ni mito literario: Rafael Sánchez Ferlosio ha sido en las letras españolas de la democracia un tótem cultural. Lo ha sido incluso para quienes solo se acercaron a la fuerza y de mala gana a El Jarama en el instituto, quienes pudieron descubrir la frescura irresistible y a la vez mórbida de las historias de Alfanhuí o quienes solo retienen como experiencia de lectura un puñado de artículos de combate en las primeras décadas de la democracia. Ese Sánchez Ferlosio fue apenas una parte de un ingente caudal de literatura y pensamiento que atravesó más de sesenta años de la vida intelectual española y atrajo de forma adictiva a un puñado de exquisitos seguidores rendidos a su arbitrariedad, a su impetuosidad intelectual y a la riqueza arborescente de una sintaxis metódica y a la vez agotadora. Su productividad ha estado siempre reservada a los pocos pacientes dispuestos a desbrozar el laberinto de un pensamiento de inspiración rotundamente normativa, estable en sus referentes y hasta emuladora de la retórica fundacional de los clásicos de la antigüedad grecolatina con rastros bíblicos”, escribe Jordi Gracia en el prólogo -‘Totémico Ferlosio’- que abre el volumen A propósito de Ferlosio. Ensayo de interpretación cultural, de Carlos Femenías, que explica así su contenido y su enfoque:

Entre la historia literaria y la intelectual, estas páginas interpretan (temeraria, aunque cuidadosamente) la trayectoria de Rafael Sánchez Ferlosio a la luz de las transformaciones que tuvieron lugar en un tramo que va de finales de los años cuarenta a principios de los noventa; de ahí que su protagonista vaya saltando de la voz solista al coro, unas veces desgajado y otras diluido en la peripecia de otros hijos de la élite vencedora de la Guerra Civil. El trauma de una culpa heredada jamás remitió e impuso exorcismos que oscilaron entre la ruptura -siempre estruendosa- y la reformulación; entre el apego sentimental a modelos aprendidos en casa y el repudio de los valores que llevaban adheridos. Su obra es inexplicable sin esos fantasmas, que determinaron en la sombra numerosas obsesiones, como la meditación sobre la historia, la tradición o, en fin, sobre los espinosos modos de recuperar el pasado. Hay más en estas páginas, pero en última instancia tal vez todo pase por las vicisitudes y ambiciones de un pensador embargado por la culpa y el anhelo de perfección.

Desde la prehistoria de Alfanhuí a la forja del ensayista, desde los alrededores y entresijos de El Jarama a la búsqueda de un nuevo interlocutor, desde los pecios de Campo de retamas a El testimonio de Yarfoz, un profundo ensayo de interpretación que -señala Femenías en su introducción- “bascula entre aquello que hace legible el gran texto o contexto en el que nace la producción de Ferlosio y aquello que lo singulariza” para abordar “las causas históricas y sociológicas de su escritura, las instituciones que la acogieron, los imaginarios políticos, ideológicos y estéticos sobre los que se construyó y los que seguían erguidos en la sombra, pero también los nuevos lugares y la posición que ambicionó en ellos.”

Llega hoy a las librerías, publicado por Alianza Editorial en su colección Libros Singulares.